Egipto y los Annunaki:
Los egipcios nombran la localización de origen de sus dioses como el Neteru (Nibiru) y su panoplia de dioses presenta multitud de formas antropomorfas pertenecientes a distintas razas y orígenes aunque la predomínate sea la reptiliana de los ARI-UN (Orión), o con formas de pájaros, peces y gatos de los SOP-DET (Sirio Alfa y Beta).
Los antiguos egipcios afirmaban muy claramente que los dioses a veces pudieron reimplantar una cabeza desunida a un cuerpo humano al que devuelven a la vida después der decapitado. La evidencia mejor es la historia de Osiris, Isis, Horus y Set.
Existe multitud de documentos en los que los egipcios hablaron de sus dioses, sus tradiciones y sus historias, aunque los que más representan este extraño mundo extraterrestre son: El Libro de los Muertos (Peri Em Heru), El Libro de las Puertas (Am-Tuat), El Papiro de Ani y El Papiro de Hunefer.
Las Guerras entre las distintas dinastías de los Dioses sembraron las semillas para la Gran Guerra de la Pirámide en la que el río Nilo fluyó rojo con sangre humana y la Gran Pirámide se vació de su equipo tecnológico, incluso de su capacidad para guiar naves espaciales.
Estas luchas culminaron la gran batalla de exterminio entre Khem (Egipto) y Akert (Sumer.) conocida como la Guerra de Amsu-Nimi (Nimrod) que destruyó la Torre que Alcanzaría el Cielo precisamente en la nueva ciudad de Babili, la Puerta de los Dioses, donde éstos utilizaron todo el poder de su sofisticado armamento extraterrestre.
¿Realmente existe Nibiru? Y si existe ¿Estamos en los albores de una nueva aproximación?
Desde hace más de un año los medios de Rusia ya están hablando sin tapujos de este fenómeno y en ocasiones aparecen noticias de él directamente en informativos de países del sudeste asiático.
Con el tema Elenin de finales del año pasado, un gran número de científicos postulaban que Elenin, cometa o no, era la lanzadera de un cluster cometario encabezado por Nibiru y sus lunas danzantes.
En ese momento ya algunos hablaron que Elenin precedía a Nibiru con un lapso aproximado de un año…y el perihelio de Elenin con el Sol fue, casualmente, el 11 de septiembre del 2011
Efectivamente desde Abril 2012 ya es visible a simple vista en la estación de Neumayer de la Antártica y desde este 2012 se ha podido ver en Google Sky, Google Earth, en la cámara fija de la estación Neumayer, y esporádicamente en algunas de las sondas o satélites controladas por la NASA. A la par, han salido publicaciones científicas hablando de un nuevo planeta en los confines de este sistema solar. Únicamente hay que dar una pequeña vuelta por Youtube y Google para ver la magnitud de estos temas.
Los científicos, o más bien los matemáticos fueron descubriendo los planetas más exteriores sin observación directa, tan sólo por cálculos matemáticos basándose en las perturbaciones en la órbita del anterior planeta y así sucesivamente hasta llegar a Neptuno…En este también encontraron perturbaciones que no se han llegado todavía a justificar ya que Plutón es un planeta enano, ahora ya ni eso, y no justifica su masa ni tamaño las perturbaciones en NEPTUNO…
Tanto en 1984 como en 1992, medios oficiales de la NASA, publicaron artículos hablando de un planeta masivo en los exteriores de nuestro sistema solar…Falta indicar que a principios de este año volvieron a comentar sobre un planeta masivo que ellos han bautizado como Tyche.
Los rusos ya no ocultan que el llamado Planeta X, o Nibiru según otros, se acerca a la Tierra y sus consecuencias pueden llegar a ser catastróficas: "En el cielo hay un nuevo objeto, un punto rojizo débil anteriormente solo observado por astrónomos, pero que a finales del 2012 puede ser visto a simple vista en el hemisferio sur (Antártica)".
Este sería el planeta oscuro Nibiru, las probabilidades de la existencia de este planeta en nuestro sistema solar la NASA sólo lo reconoció en 1982.
Si fuese correcta la periodicidad de 3.600 años de este "cometa", No siempre habría causado efectos catastróficos en la tierra, o al menos no globalmente. Ya hace 5,000 años los sumerios lo nombraban "Disco Alado" y argumentan que la aparición de Nibiru en el cielo amenaza con problemas mortales.
Según las profecías milenaristas este acercamiento ocurrirá al final del 2012 cuando los planetas estarán en su máxima proximidad, y podría cambiar la rotación de la tierra o invertir los polos, una nueva era de hielo, inundaciones, y hasta el exterminio de toda la vida en la superficie de la tierra de acuerdo a las teorías más catastrofistas sobre el planeta Nibiru.
Sí finalmente fuese Nibiru el que está causando el desequilibrio en nuestra planeta, tenemos que tener muy en cuenta que NO sería la primera vez que pasa, y que NO ha sido el fin del mundo…aunque sí se han producido grandes cambios. El planeta de los dioses reptiles Annunaki, que en los antiguos textos sumerios aparecen como los descendientes del cielo, está justo iniciando una de sus múltiples y rutinarias aproximaciones...
¿Estamos abiertos a recibir el nuevo ciclo conscientemente o preferimos la inconsciencia recurrente que soportamos en otras tantas ocasiones?
En cualquiera de los casos, mientras esperamos el inminente, o no tan inminente evento, recomendamos encarecidamente esta lectura como una herramienta importante para reencontrarnos con nuestras antiguas vivencias, profundamente enterradas en nuestro subconsciente, y así hacerlas aflorar a la luz radiante del medio día galáctico.
RESUMEN DEL LIBRO: EL INMORTAL (OM KHEPER)
Los draconianos nos dijeron que mirásemos la estructura de los códigos genéticos de la nueva criatura y observaríamos que en ellos existían doce cuerdas de las espirales de codificación mientras que nosotros sólo teníamos once cuerdas. Ellos nos proporcionarían un implante genético con el que tendríamos que tratar la codificación genética de los nuevos seres para extraerles once de las doce cuerdas actuales y dejarles únicamente con una única hélice activa. Se trataron los códigos genéticos de la estirpe de Adam y se sacaron, o mejor dicho, se atrofiaron las once cuerdas tal y como nos indicaron los reptilianos. Ellos nos dijeron que no podían eliminar a los Paa Tal pues también formaban parte de su existencia. Pero podrían reducirlos a una miseria existencial tal que no constituyesen nunca una amenaza para ellos. Y nosotros tendríamos que ser sus guardianes...
<< Yo Ptah, primogénito de Ra-Tmu, que reina en Annu. Con pesar en el espíritu, profiero los lamentos amargos que llenan mi corazón. ¡Qué desolada está la Tierra, sus fuentes fueron contaminadas por el Viento Mortífero! ¡Qué devastadas están las ciudades, sus gentes amontonadas yacen como despojos desechados por las calles, donde se cuentan miles y miles de cadáveres rígidos que se descomponen en la blanquecina niebla asesinados por la radiación de muerte! ¡Qué yermos están los campos, marchita la vegetación que fue alcanzada por el viento maldito! ¡Cuán asolados están los ríos, ya nada vive en ellos, aguas puras y centelleantes convertidas hoy en negro veneno! De los hombres creados por nosotros los dioses en Akert (Sumer) y Khem (Egipto) sólo quedan unos pocos supervivientes que se refugiaron con nosotros. Los campos están vacíos, se ha ido toda vida. En nuestras antaño gloriosas ciudades sólo aúlla el viento, y la muerte es el único olor. Los templos en ruinas han sido abandonados. ¡Cuán desolada está la Tierra, hogar de dioses y hombres! En esa tierra cayó la maldición, una fatalidad desconocida para el hombre. Una tribulación que la Humanidad nunca antes había visto, una hecatombe que no se puede detener. En todas las tierras, desde el Oeste hasta el Este, se posó una mano de quebranto y de terror. ¡Los annunaki, en nuestras magníficas ciudades, estábamos tan desamparados como los hombres mortales y perecimos como ellos!
La Gran Maldición, y su tormenta portadora de muerte, fue provocada por el orgullo y la ambición desbocadas. ¡Por una funesta decisión maldita fueron usadas las Armas de Resplandor y se liberaron los espíritus venenosos de la destrucción! Ra, mi primogénito, fue el causante principal de la destrucción porque había odio en su corazón. La furia de Hathor al destruir la Torre de la Unidad y asesinar a sus constructores fue el desencadenante del Hecho Terrible. Set, mi propio hijo, y Anpu (Anubis) fueron los que abrieron las puertas del Infierno Maligno al usar las Armas de Resplandor.
Y así comenzó el principio de nuestro fin como raza colonizadora del planeta. Más hoy deseo referir la historia completa para que los hombres tomen sus propias decisiones en el futuro, después de ver cómo la ira y la venganza fueron nuestras peores consejeras.
Según cuentan los escritos arcanos de nuestro planeta de origen Annu, también llamado Marduk por sus primeros habitantes, nuestra historia comienza cuando nuestros antepasados arribaron a ese planeta huyendo de las guerras de la Tríada al ser vencidos por el Imperio Draconiano.
Cuando comenzó la Gran Sombra, los Alfa Draconianos reptiloides atacaron varios planetas colonizados por la Federación Estelar en el sector de Satania, que posee un perímetro de 14.567 años luz de diámetro, donde está insertada nuestra realidad y la mayor parte de los mundos y razas estelares relacionados con el conflicto. Las colonias de los pueblos descendientes de las humanidades de Pléyades, Sirio, y otras humanidades de Orión fueron atacadas. Como consecuencia de las batallas, varios planetas fueron destruidos como ocurrió con Maldek también conocido como Ti-a-Maat, partes del cual destruyeron una vez la vida de la Tierra y en gran parte de los planetas interiores del sistema solar. Maldek fue finalmente fracturado en miles de escombros que forman hoy el Cinturón de Asteroides entre Apep (Marte) y Hathor (Júpiter).
La Federación Estelar decidió evacuar entonces esta parte del sector de Satania y alojar a los refugiados en sus sistemas de origen hasta esperar acontecimientos. Una inmensa flota galáctica se formó con todas las fuerzas remanentes de la federación en este sector y partieron en dirección a la puerta estelar del sistema de Arcturus para retornar a sus planetas de origen. Más ¡ay! Las viles huestes draconianas de Satania habían tomado posiciones a la entrada de la puerta estelar arcturiana. Una gran batalla se vio entonces en el espacio exterior, muchos vehículos celestes fueron destruidos, y para mayor pérdida también sucumbieron gran parte de las naves madre, muriendo ingentes cantidades de seres inocentes. Nuestras pérdidas fueron terribles y tuvimos que batirnos en retirada dispersándonos de nuevo dentro del sistema de Satania. Los soldados dracos nos acosaron durante ese terrible viaje diezmando y dispersando aún más los restos de nuestra flota estelar severamente debilitada por la devastación del combate.
Un líder llamado Annu guió a varias naves madre y vehículos celestes de Sirio y Orión y los trajo a un planeta nómada llamado Marduk subordinado a este sistema solar. El planeta itinerante había sido habilitado anteriormente por seres provenientes de Orión y tenía una órbita considerablemente excéntrica que lo alejaba la mayor parte del tiempo del centro del sistema solar. Un escondite perfecto para pasar desapercibidos ante el implacable acoso de las huestes originarias de la constelación de Draco.
Al llegar al planeta lo rebautizaron con el nombre de Annu en honor de su líder salvador pues realmente él los había librado de una situación extremadamente desesperada. Al explorarlo descubrieron un pequeño remanente de sus primeros pobladores bellatricianos. Los descendientes de las primeras colonias de oriones no los recibieron muy afectuosamente pues aunque ellos eran antiguos aliados en la federación, su presencia en el planeta podría atraer la atención de los draconianos y, por tanto, su propia destrucción.
El planeta era bastante inhóspito pues Annu está envuelto en el frío durante la mayor parte de su recorrido, pero cuando se acerca al Sol se calienta progresivamente. Para permitir la vida, los Dhyân Chohans también llamados Paa Tal, crearon una gruesa atmósfera alimentada continuamente con erupciones volcánicas. La vida en el planeta es mantenida por ésta densa atmósfera sostenida en las altas capas de su estratosfera como un escudo protector, pues de otra manera todo perecería en el período frío. La poderosa atmósfera creada por el polvo y los gases de los inmensos volcanes en erupción conserva el calor interno de Annu, como un cálido abrigo que se renueva constantemente. En el período cálido protege a Annu de los abrasadores rayos del Sol y en el meridiano estacional las lluvias dan lugar a algunos lagos y ríos llegando a formarse en algunas regiones una exuberante vegetación que erosiona el terreno volcánico y alimenta y protege la atmósfera del planeta para hacerla respirable.
Los primeros colonizadores fueron seres provenientes de la nación estelar de Bellatrix situada en la constelación de Orión, que crearon una humanidad del tipo Bellatriciano, híbridos dinoides–reptoides que se adaptaron muy bien a las condiciones volcánicas y sulfurosas del planeta en sus primeros tiempos.
Los refugiados esperaban que de un momento a otro se declarase una tregua para poder regresar a sus sistemas de origen y situaron dos naves de vigilancia y comunicación en la órbita exterior del planeta. Con el tiempo les llegó una terrible noticia: Para frenar la tremenda pérdida de formas de vida y planetas, la Confederación Galáctica y el Concilio de Andrómeda dictaron un aislamiento general de todos los planetas en toda la región de Satania y fueron los propios Elohim los encargados de hacerlo cumplir. En ese punto se perdió toda esperanza de retornar a los sistemas originarios y el desánimo cundió entre los miembros de la liga planetaria...>>
<< Mena estaba dotado de gran entendimiento pues había adquirido muchos conocimientos en su aprendizaje de la mano de sus maestros y antecesores. El oro en Ki (La Tierra) era la confirmación, de que el oro que existió antaño en la Parte Superior de Ti-a-Maat había caído en la Tierra después de su destrucción. Al instante comenzó la exploración del lugar donde había aterrizado descubriendo a su alrededor amplias tierras pantanosas que circundaban el terreno donde descendió en su vehículo celeste.
Aparentemente estaba solo en un planeta extraño y quizá exiliado para siempre de Annu. Analizó el aire del planeta, vio que era compatible y abrió la portezuela de la nave tomando aire, cautelosamente lo repitió una y otra vez hasta convencerse de la idoneidad del aire. Bajó a tierra y descubrió colinas en la distancia y una exuberante vegetación.
El resplandor del Sol en el exterior era cegador, la fuete luz lo abrumaba vivamente y le hizo volver a la nave donde decidió descansar por unas horas.
En los siguientes días comenzó una minuciosa exploración en la que descubrió abundante vida animal y vegetal, las aguas estaban llenas de peces, había multitud de arbustos que daban paso en las suaves colinas a bosques de árboles mayores. El lugar era un vergel pues los árboles estaban cargados de frutos y había animales por todas partes. Mena recogió fruta y la analizó hasta asegurarse que era viable para su consumo, después, con gran apetito tomó el primer alimento del recién descubierto planeta, apreció su dulce sabor y su agradable aroma. Mena rió nerviosamente mientras gritaba:
–¡El aire es bueno, el agua es apta para beber, hay fruta y peces en abundancia, qué más se puede desear!
Guardó agua en un recipiente que llevaba y muy alerta reemprendió el camino hasta su nave tomando también las dulces frutas que pudo recoger por el camino. La brillantez de los rayos del Sol había disminuido enormemente y se hizo de noche cuando llegó a la nave. No tardó en elevarse en los cielos una esfera blanquecina a la que Mena contempló anonadado: Isha (La Luna), la compañera de Ki (La Tierra) surgía magnífica sobre la noche estrellada.
Su mágico embrujo le hizo recordar lo que en los relatos de las Enseñanzas del Principio y de la Batalla Celestial se decía sobre la verdad de los planetas y sus circunvoluciones, la destrucción de Ti-a-Maat, y cómo ésta había creado la forzosa unión de Ki (La Tierra) e Isha, su luna. ¡Todos fueron alterados bruscamente tras la descomunal batalla de una forma terrible pero renovadora!
Los grandes Elohim que originariamente vinieron de la constelación de Lira trabajaron este sector de la galaxia junto con los seres del Consejo de Andrómeda, y fueron ayudados también por sus jóvenes descendientes los pleyadianos. De hecho, este sistema solar pertenece a la constelación de las Pléyades, pues su Sol orbita alrededor de la estrella Alción junto con otros siete soles y tarda en dar una vuelta completa a las Pléyades aproximadamente cada 24.000 años.
Dentro de la Galaxia de la Vía Láctea, las Pléyades son un sistema de estrellas ubicadas en la constelación de Tauro, que giran junto con nuestro Sol alrededor de Alción, la estrella más grande y brillante del grupo. Alción se encuentra a 380 años luz de la Tierra y las Pléyades abarcan una región del espacio de unos 70 años luz de diámetro. El Sol es la octava estrella de la espiral pleyadiana (Alción, Merope, Maya, Electra, Taygeta, Coele, Atlas y el Sol.)
Los liranos fueron quienes realizaron los primeros controles sobre los planetas en formación con la intención de entregar este sistema solar a cargo de la joven raza de las Pléyades que estaba destinada a plantar su semilla en todos los planetas de este sistema.
Pero una raza beligerante se adelantó a la colonización pleyadiana en este sector: Los Alfa Draconianos, una raza reptil compuesta por maestros genetistas se interpuso en el destino de este sistema de mundos. Los draconianos juegan con la vida, que desde su perspectiva existe como un bien de consumo y miran a todas las formas de vida que ellos han creado o alterado como un recurso natural para su propio beneficio.
En esta galaxia ellos son también conocidos como: Leverones (de la palabra "Leviatán" que etimológicamente se remonta a la palabra "serpiente") este grupo llamado los leverones, representan el arquetipo del diablo o de un ser extremadamente destructivo del lado negativo de la ascensión evolutiva. Pisotearán a los otros seres para conseguir lo que quieren y pondrán en práctica la idea de que el fin justifica los medios. La alianza leverón consiste principalmente en reptilianos y grises, su líder Ialdabaoth (Lucifer), es de un planeta llamado Draco, situado en la órbita de Draco Mayor, en la constelación de Orión. Es por eso que a veces se llama a los leverones erróneamente la Alianza de Orión, aunque ellos nunca han establecido ninguna alianza con las otras razas de Orión que no fuera la de la esclavitud y el sometimiento sin condiciones. Ellos sólo han respetado una alianza y ha sido la suya propia; la Alianza Draconiana.
La constitución física de los draconianos está sujeta a tres tipos diferentes pues algunos de la alianza draconiana tienen un aspecto muy humano pero la inmensa mayoría tienen rasgos reptilianos o insectoides. Hay dos corrientes éticas en nuestra galaxia. Están los Neverones, ascensionistas evolutivos que preconizan la elevación de las razas hacia seres lumínicos evolucionados como los Elohim, y los Leverones regresivos, que son razas que acarrean el miedo, y por eso, quieren controlar a todos los otros seres sometiéndolos a la esclavitud por el terror. La jerarquía de los regresivos empieza con el grupo de Alfa Draconis y continua con los Citraks de Rigel para terminar con otras razas insectoides como grises y zeta-retícula, e incluso algunas humanidades de Orión.
Los Andromedanos (viajeros de nuestra galaxia hermana Andrómeda) no tienen idea de donde vinieron los Alfa Draconianos, pero lo que ellos han aprendido a través de la interacción con otras razas dimensionales, es que alguien trajo a los draconianos a este universo y "los precipitó" en el sistema de Alfa Draconis, donde tenían una alta probabilidad de supervivencia. Según los andromedanos, que son los únicos seres que los han estudiado a fondo, los Alfa draconianos han viajado a través del espacio durante cuatro mil millones años. Ellos son una raza muy competente y han logrado grandes avances tecnológicos, pero son despiadados predadores de toda vida a su alcance. A los draconianos no les gustan los seres humanos; los andromedanos dicen que los draconianos creen que este universo estaba aquí para su propio provecho pues su historia les enseña que fueron dejados aquí para gobernarlo. Pero, cuando comenzaron a viajar, se tropezaron con otras razas. Ellos pudieron conquistar muchas de esas razas a través de la manipulación genética pues valoran la genética como medio de conquista. Entran en un mundo, subyugan una raza y la alteran genéticamente para que sean sus esclavos eternamente.
Los draconianos comenzaron a intervenir en el proceso de la Tierra casi desde el principio, creando razas en el planeta antes incluso de que fuera apto para la vida tridimensional con el único fin de reclamar su dominio sobre este sistema.
Ellos introdujeron la Primera Raza Raíz en este planeta, los primeros hombres que fueron generados, eran seres medio animales y medio hombres, que fueron recordados en la memoria histórica o Tiempo del Sueño del planeta terrestre como: 'Los hombres acuáticos terribles y perversos', que pulularon en el mundo etérico de la primitiva nebulosa terrestre. Estos seres eran en sí solo sombras etéricas y monstruosas sin mente ni sentimientos pues carecían de los cuerpos físico, astral y mental. Los patrones arquetípicos de los seres primigenios no estaban aún ni siquiera maduros. Más adelante, cuando la madurez del planeta lo permitió, la Segunda Raza fue finalmente recreada a partir de la primera. La Segunda Raza fue formada como seres alados que existían en medio del fuego planetario de la materia en solidificación, eran larvas de los Citraks de Rigel que se sembraron como Citraks de Fuego. Los Citraks y los Alfa-Dracos, son las razas dominantes de la estructura social draconiana, pues las razas draconianas tienen su origen en el sistema Draco Mayor de Orión y otros sistemas como Rigel y Capella. Los Citraks son, de hecho, una raza diferente de los Alfa-Draconianos, poseen alas plegables y largas colas. Los que se conocen como Draconianos son una raza hermana de los Citraks.
Cuando los planetas de este sistema solar estuvieron a punto, los pleyadianos solicitaron a los de Lira y Andrómeda un grupo de naves de acoplamiento planetario para proceder al vaciado tecnológico de los mismos y ajustar así la estructura magnética del sistema solar.
Seis gigantescas naves de acoplamiento planetario provenientes de Andrómeda se acercaron al pequeño astro en formación y se desplegaron sobre el planeta que aún se encontraba bullendo en un mar de volcanes. Las descomunales naves galácticas asumieron la forma de un octaedro de control sobre el planeta. Cuatro de ellas sobre el ecuador se encargaron del equilibrio de presiones en el delicado proceso de vaciado del planeta. Durante este proceso un preciso y minucioso equilibrio se debía de mantener entre la presión de radiación o presión del gas interior del planeta en formación y la fuerza gravitatoria. Las naves de acoplamiento situadas sobre el cinturón del planeta, tenían la delicada tarea de mantener equilibradas las fuerzas expansivas y compresivas del mundo a modelar. En un momento dado, las dos naves polares lanzaron simultáneamente sendos chorros de partículas altamente energizadas, que colisionaron entre sí, exactamente en el centro neurálgico del planeta. La energía liberada por el brutal impacto, unida a la inmensa energía acumulada por los átomos centrales del núcleo planetario debido a la presión gravitacional y a la torsión o torbellino electromagnético del núcleo, liberaron a las fuerzas atómico-nucleares del magma interno. Las mismas fuerzas que junto a las electromagnéticas del monopolo central, iniciaron la generación del núcleo de plasma debido a la desintegración de los núcleos atómicos del vórtice planetario interno.
La incipiente bola de plasma fue ganando energía a costa del material atómico del núcleo planetario; iniciando un proceso de vaciado de la materia concentrada en el centro del astro. En ese delicado momento el núcleo de plasma central fue encerrado en un enorme campo magnético para conseguir el flujo magnético de equilibrio orbital.
Los Citraks de Fuego durante esta transformación ocuparon el núcleo de magma que quedó justo en el centro de las dos cortezas terrestres, la del mundo exterior y la del interior que se formó como consecuencia del vaciado del planeta. Así podemos entender la estructura del planeta como una calabaza hueca en la que el núcleo magmático representaría a la pulpa interior de la misma. El colchón de magma central es un mundo de fuego conocido hoy como el Amenti.
Al solidificarse la corteza interna, en el interior del planeta se fundó una ciudad llamada Kalnigor, que fue construida originalmente por liranos y ocupada posteriormente por pleyadianos cumpliendo así con el destino asignado al planeta. El interior del planeta fue sellado impidiendo así el paso de cualquier raza extraterrestre ajena a sus constructores y de ésta manera permanece hasta hoy en día. Sin embargo, el exterior del planeta fue declarado zona neutral y varias razas estelares comenzaron la siembra del mismo. Los draconianos y los pleyadianos compitieron en el exterior por sembrar sus propias cepas y controlar las distintas evoluciones genéticas del planeta.
Algo similar había ocurrido en todos los demás planetas del sistema solar, pero un triste día los draconianos forzaron la entrada al interior de un mundo y asesinaron a sus legítimos constructores liranos y pleyadianos. Este mundo era Maldek, también conocido como Ti-a-Maat, la que fue llamada: "Sierpe Maligna", desde aquel funesto día.
Ti-a-Maat era muy rica en oro y otros metales preciosos que los draconianos no dejaban de codiciar. Una ofensiva general draconiana se produjo a continuación en todos los otros planetas, concretándose en el exterior de la Tierra con la destrucción de la primera Raza Lemur, de origen pleyadiano, que vivía en pequeñas comunidades aisladas en medio de selvas mesozoicas. Los pocos supervivientes de esas comunidades lemures fueron guiados por los pleyadianos hacia el interior del planeta donde fundaron la raza humana intraterrena junto a sus maestros pleyadianos.
La reacción pleyadiana no se hizo esperar y los neverones prepararon sus armas de guerra. El grupo neverón está compuesto fundamentalmente por la Confederación Pleyadiana. También existe un grupo de pleyadianos conectados con la alianza de Orión. Son rebeldes y luchadores que ferozmente protegen a los otros grupos pleyadianos. En realidad hay tres grupos de pleyadianos. En primer lugar están los pleyadianos arianos, de donde procede el término: 'Ario'. Son pacíficos por naturaleza, filósofos, pensadores y soñadores, y algunos de ellos no lucharían jamás bajo ninguna circunstancia. Pero los pleyadianos del planeta Alderón son seres de acción, también pueden ser reflexivos, pero su orientación es actuar ante cualquier provocación. Son como un punto medio entre los filósofos arianos y los soldados, que forman el tercer grupo: Los Pleyadianos de Aldebarán. A los de Aldebarán normalmente se les llama los pleyadianos negativos y son los que robaron una de las naves de acoplamiento planetario de los andromedanos y la enviaron a proteger a sus hermanos de raza aria atacados por los draconianos. Pensaban que sus acciones estaban legitimadas protegiendo a sus hermanos arios, aunque en ocasiones como ésta, han llevado sus intenciones a puntos extremos. Las dos últimas facciones de los neverones entraron en combate focalizando sus acciones sobre Ti-a-Maat. La tecnología de guerra draconiana es la más efectiva y sofisticada de la galaxia pues los Dracos son la raza que más recursos y tiempo ha dedicado a esas artes en toda la galaxia.
Aunque los de Aldebarán son pleyadianos, están más cercanos al grupo de Orión y tienen una experiencia de combate y contención de los draconianos extensa y muy efectiva. En esta ocasión no dudaron en secuestrar una de las naves de acoplamiento planetario venida de la galaxia de Andrómeda y usarla con todo su poder conta los draconianos.
La nave de acoplamiento planetario pleyadiana se acercó peligrosamente a Ti-a-Maat y toda la potente flota de guerra draconiana se lanzó sobre ella en un contundente ataque, cientos de armas de resplandor e impactos de rayos de partículas de alto poder chocaban contra el escudo magnético del astro de guerra. En un primer momento éste aguantó bien la abrumadora lluvia de fuego y detonaciones, hasta que la desestabilización producida por la multitud de impactos recibidos derrumbó el escudo magnético y los rayos de partículas comenzaron a caer directamente sobre la superficie del planeta artificial. Una lluvia de fuego y atronadoras explosiones de fúlgido resplandor les siguió atormentando la superficie exterior de la ingente nave de acoplamiento planetario. Las primeras naves draconianas consiguieron desembarcar en la superficie de la estrella de guerra pleyadiana y comenzó una feroz lucha cuerpo a cuerpo para conseguir el control del área interior del astro artificial donde se encontraba el centro de mando. Los túneles superiores y las fortificaciones exteriores fueron tomados por los draconianos con altas pérdidas pero la enconada resistencia de los de Aldebarán permitió que la gigantesca nave de acoplamiento tomase posiciones sobre Ti-a-Maat. Un poderoso rayo de partículas surgió de la estrella pleyadiana y cortó un gran segmento de la corteza de Ti-a-Maat sobre el ecuador del planeta. Una ingente cantidad de gases salió del interior del astro hueco hacia el espacio exterior, la serpiente maligna silbó estremecedoramente y en un punto dado el planeta entero colapsó sobre sí mismo con una colosal detonación. La tremenda implosión creó una onda gravitacional que barrió todo el sistema solar, primero hacia el Sol y después desde el núcleo del sistema hacia el exterior. Los planetas variaron sus órbitas drásticamente perdiendo o ganando en la terrible marea satélites y lunas. Atum (Mercurio) y Astartet (Venus), que originariamente eran lunas de Saturno y Urano, saltaron hacia el interior del sistema planetario. Como ellas, otros muchos astros fueron arrastrados por las fluctuaciones y mareas orbitales que se crearon al ser succionados la Tierra junto con Apep (Marte) hacia órbitas exteriores por el vacío orbital que dejo la destrucción de la red gravitatoria de Ti-a-Maat, lo que provocó una era glaciar sin precedentes en la Tierra. Ésta atrapó en su red gravitatoria al astro artificial pleyadiano que se le unió como su solitario satélite. La Luna, el astro de guerra artificial, quedó muy dañado y sin recurso gravitacional propio. Los escombros de Ti-a-Maat volaron alocados por todo el sistema solar creando gran conmoción en todos los planetas con lluvias de meteoritos que destruyeron la vida en el exterior de muchos planetas. La Tierra recibió un gran impacto como consecuencia de la caída de un gran trozo desprendido de Ti-a-Maat. La Luna había sufrido la peor parte pero su gruesa corteza metálica impidió su destrucción, los demás planetas tampoco salieron bien parados, en especial los nuevos planetas interiores que sufrieron, además, los efectos de los cambios bruscos de temperatura en sus nuevas órbitas.
Las flotas de guerra draconianas y pleyadianas fueron barridas por el pulso gravitacional y sólo se salvaron de la hecatombe las colonias pleyadianas existentes en el interior de los planetas huecos que consiguieron sobrevivir. La Luna mantuvo su dotación pleyadiana del interior del planeta artificial, aislada de las tropas enemigas que se salvaron en algunos de los túneles superficiales, formadas éstas por los comandos draconianos que habían conseguido desembarcar antes de la implosión de Ti-a-Maat. Algo similar le ocurrió a la Tierra, las ciudades pleyadianas del interior del planeta quedaron intactas, al igual que el mundo de fuego de los Citraks, habitantes de la capa magmática de la Tierra. Pero el exterior de los planetas interiores quedó totalmente arrasado y abandonado a su suerte...
Mena miró a su alrededor y se maravilló de cómo se había aferrado la vida en el exterior del planeta, una nueva generación de animales y plantas había surgido después del terrible desastre... ¿habría sobrevivido también algún ser humano de la antigua Lemuria? ¿Tal vez también algunos draconianos o alguno de sus aliados insectoides como los grises y los zeta-retícula? Mena sintió un escalofrío de terror en ese momento, bloqueó la entrada de la nave celeste y conectó los sensores de alarma del exterior del vehículo. El pensamiento sobre terribles draconianos vagando libremente por el planeta lo intranquilizó sobremanera y decidió refugiarse en otros pensamientos más alegres.
Si eran verdad los relatos del Principio, y fueron las aguas las que lavaron las venas doradas de Ti-a-Maat. ¡Tendrían que referirse a las aguas de Ki (la Tierra) porque fue justamente aquí donde cayó el mayor trozo, su cabeza según el relato ancestral, entonces se encontraría ahora en este planeta la mayor parte del oro de la Legendaria Sierpe! >>
<< Poco a poco el tiempo iba pasando, y sobre Ki (La Tierra) fue evolucionando la estirpe de los annunaki (aquellos que 'vinieron de Annu a Ki, Annu-na-Ki'.) Con el devenir de las eras acontecieron nuevos matrimonios y nacimientos. Mis hijos –los de Ptah –, y los de Khnemu tomaron esposas y les nacieron hijos e hijas en la Tierra. A Khepera y Selk, les nacieron gemelos, eran una niña y un niño a los que llamaron Isis-Hathor y Tum. Ellos fueron los primeros en establecer la tercera generación de los annunaki en la Tierra.
El clima estaba cambiando de forma súbita y con gran preocupación observamos que sobre la Tierra crecía el calor paulatinamente y de forma misteriosa. La vegetación florecía de manera exagerada en unas zonas y se agostaba en otras sin motivo aparente, criaturas agrestes recorrían la tierra vagando sin rumbo fijo como desubicados en su entorno. Las lluvias eran más fuertes haciendo que los ríos fluyesen abundantemente. Muchos notamos que el calor aumentó rápidamente sobre la Tierra de forma misteriosa, las zonas donde los hielos y las nieves habían permanecido inalterables por milenios ahora se fundían en salvajes ríos de agua, los océanos aumentaban de nivel y desbordaban sus barreras naturales.
En Apep (Marte) la atmósfera se estaba degradando muy rápidamente, las tormentas de polvo interferían con la vida normal y con el trabajo habitual de la base de tránsito. Ra, me informó que deseaba volver a la Tierra, y después de hablarlo con Khnemu, él estuvo de acuerdo con su regreso. En realidad, Khnemu secretamente deseaba cerrar la base de tránsito que Ra-Tmu había abierto en Apep. Khnemu retornó a sus antiguos planes de realizar viajes directos desde la Tierra a Annu y reconsideró los equipamientos de las ciudades para esa tarea, de la forma que había planeado anteriormente.
–El transporte desde el Sector de Descenso hasta la base de tránsito en Apep ya no es seguro, -nos dijo a los demás- tenemos que ser capaces de subir hasta Annu directamente desde la Tierra. Propongo que se amplíe el Lugar de los Vehículos en Khemennu cerca de Ab-Tebi, la Ciudad del Metal, y desde allí se llevará el oro directamente hasta Annu en las grandes naves celestes.
Khnemu le transmitió rápidamente el plan a Ra-Tmu, en Annu. Éste accedió sin ningún comentario, hacía tiempo que Ra-Tmu había perdido todo interés por los asuntos de la Tierra, a excepción, claro está, del suministro del dorado metal. No dejaba de pensar en aquél terrible día en la gran explanada del Sector de Descenso en Khemennu cuando Jah-Heva, el Alfa-Draconiano, comandante en jefe del sistema solar le incrustase impunemente los implantes mentales y biológicos que se alojaron en su sistema neurológico y hormonal. El infinito terror y las ondas mentales aberrantes que aún le producían horribles visiones le habían acobardado de tal forma que su único objetivo era recluirse en Annu sin llamar la atención de nadie, y menos que nadie, de esos terribles draconianos obsesionados por subyugar a todas las razas que caían en sus manos.
Khnemu comenzó a realizar bocetos y planes junto con su hijo Seb, a quién confió el desarrollo de todas las operaciones. Mientras tanto, la vida seguía y los terrestres proliferaban, con lo que los annunaki en el Abtu comenzaron a reclamar que los humanos terrestres se encarguen de los trabajos subalternos. Así la agricultura, la construcción y los servicios fueron pronto actividades reservadas para los terrestres.
En el Urnes, los trabajos eran mayores pero no había terrestres para realizarlos porque Khnemu no los quería. Realmente siempre los había aborrecido, pero desde que ocurrió la invasión draconiana aquél terrible día en la gran explanada del Sector de Descenso en Khemennu, y sufrió los implantes mentales y biológicos de Jah-Heva su odio hacia ellos fue desmesurado. Él no dejaba de opinar que fue precisamente su creación la que nos acarreó la terrible desgracia de nuestra esclavitud y sumisión a la voluntad de los draconianos.
Los annunaki del Urnes exigieron trabajadores primitivos para realizar los tremendos preparativos de la ampliación del nuevo Lugar de los Vehículos Celestes en Khemennu. Deseaban que los terrestres realizasen los trabajos duros al igual que los ejecutaban en el Abtu…>>
<< Por entonces Ra llegó de su viaje errático por las vastas extensiones de la Tierra. Según me confesó, él amaba la Tierra, sus altas montañas, los valles frondosos, sus ríos y sus árboles. Ra se extasiaba en la naturaleza salvaje, dormía bajo las estrellas y admiraba su fulgor mientras que se unía a la Madre Tierra sintiendo la fresca hierba en su espalda. Amaba la tierra salvaje, los paisajes amplios y sin límites, al igual que le gustaban los pensamientos grandiosos y sin traba alguna. No le gustaba la restricción, la esclavitud, los pensamientos mezquinos y sin perspectiva como los de los otros annunaki. Y sobre todo no entendía cómo un planeta exuberante de vida y pleno de vitalidad como la Tierra, era expoliado para obtener un burdo metal, sólo para mantener vivo a otro planeta moribundo y degradado como lo era Annu.
–¿Cómo se podía ser tan mezquino? –decía exaltado- ¿Porqué se expoliaba un planeta majestuoso, único en belleza y potencial de vida en todo el sistema solar, sólo para rellenar las venas sin vitalidad de un planeta como Annu?
Odiaba el formulismo y la hipocresía de los annunaki.
–¡Los annunaki son seres pomposos, inflados del fétido aire de sus propios egos! –hablaba gesticulando despectivamente.
Amaba la ferocidad y la naturalidad de los arquilianos, ellos eran seres básicos, amaban y odiaban sin medida. Devoraban todo lo que caía en sus garras, pero lo hacían como un acto de unificación con el Todo –según Ra- ellos interiorizaban sus sentimientos en el estómago y era precisamente ahí donde deseaban ver la belleza que habitaba a su alrededor. ¡Esa era su genética, no se podía pedir más! Pero al menos no se engañaban a sí mismos como los annunaki, que practicaban la fanfarria y el auto-engaño en todos los actos de su anodina vida.
Él apreciaba la libertad... ¡Su Libertad! Y había aprendido bien en la corte annunaki que la libertad de unos pasa por la esclavitud de los otros. La elección era sencilla: Ser víctima o verdugo, y él tenía muy claro lo que iba a elegir.
Cuando apareció por mi casa me comentó que quería verificar los extraños acontecimientos que le habían contado sobre los humanos civilizados. Le mostramos a Ra una pareja de niños humanos muy evolucionados y quedó muy impresionado frecuentando desde entonces a los humanos y relacionándose con ellos.
Tarde comprendimos que los humanos terrestres fascinaban a Ra porque eran como juguetes hermosos y deliciosos, faltos de toda malicia o picardía. Poseían el tesoro inapreciable de una mente limpia y apta para escribir en ella como en una tablilla de puro cuarzo cristalino. Unos pocos trazos limpios y su marca quedaba grabada en su mente para siempre, sin modificación, sin alteración ninguna. Esa capacidad de control sin límites sobre otras criaturas le daba una sensación de poder ilimitado que lo fascinaba. Adoraba la sensación de ser un dios primordial escribiendo los primeros capítulos de la vida sobre los propios seres que la conformarían.
–¡El poder de la mente es el poder absoluto! -diría más tarde, cuando comprendimos sus intenciones reales- Es el poder que talla el mundo al igual que la roca informe se deja tallar por medio del estilete de luz cegadora. El poder no era el oro, ni los metales y las gemas que tanto buscaban los obtusos annunaki, ni siquiera sus fabulosas armas tecnológicas de las que tanto presumían, pues éstas sólo eran un oscuro reflejo de la mente que las creó. ¡El que controla la mente de los demás controla el destino del Mundo! –decía entre risas- ¡Dormid, amados hermanos annunaki, seguros sobre vuestro oro y vuestras naves celestes, dejad que yo vele vuestros sueños! Pero... ¡Cuidado, no despertéis de improviso en medio de la pesadilla de mi nombre: Ra, la Luz del Mundo!... >>
<< Thoth vino un día y me propuso que para el aniversario del Diluvio construyésemos un monumento en memoria del día fatídico, hoy llamado Día de la Renovación o Zep-Tepi, el Tiempo Primero o Edad del León. El día en el que todo este sistema solar da un giro completo alrededor de la estrella Alción, perteneciente al grupo de Las Pléyades, en la Constelación del Toro. Ese día se transmutan los campos magnéticos estelares de muchos planetas de este sistema solar. Cada 25.000 años terrestres bajo el signo estelar de Leo se produce el vuelco magnético que transforma toda vida sobre el planeta. Thoth me habló de su proyecto:
–Durante mi viaje al Amenti descubrí la ingente obra subterránea que realizaron los arquilianos a nuestras espaldas mientras controlaban las excavaciones en las minas del Abtu –dijo Thoth-. Miles de kilómetros de galerías recorrían todo el subsuelo. En una meseta situada entre los dos emplazamientos elegidos para las recientes ciudades de Annu (Heliopolis) y Het-Ptah-ka (Menfis), hay un inmenso bloque de piedra caliza tan gigantesco y compacto que forma un vórtice natural del planeta concentrando energías telúricas en muy alto grado. Ese inmenso bloque calcáreo tiene lagos y ríos subterráneos en inmensas cavernas naturales que los arquilianos adaptaron hábilmente con túneles, drenajes y colosales salas que incluso albergaban pequeñas ciudades ya realizadas antes del Diluvio. Tan admirablemente fueron construidas que no sufrieron apenas daños durante el mismo, pues la propia roca caliza impermeabilizó suficientemente los recintos subterráneos. El lugar fue llamado por los arquilianos Rastaw (Giza), 'Los Túneles del Laberinto', porque la meseta fue perforada por cientos de túneles que forman un inexplorable laberinto de cámaras, salas, túneles y hasta ciudades enteras excavadas todas en la misma roca.
–¿Qué monumento crees conveniente construir allí para la conmemoración del Zep-Tepi? –Le dije con algo de curiosidad.
–La idea es construir dos efigies que representen a dos leones gigantescos excavados en la roca viva, uno representará la Vida, el renacimiento de la Edad del León, pues mirará directamente al Este y a la constelación de Leo y el otro representará la Muerte, la decadencia del Ciclo del León, de las culturas y las civilizaciones anteriores y mirará al Oeste. Debajo de cada león habrá una inmensa sala subterránea o Salón de los Registros, donde quedarán registrados en cristales de cuarzo los hechos más relevantes de una y otra época en cada uno de los tiempos primeros. Esas salas quedarán unidas al Gran Laberinto donde se guardará la tecnología y los medios de supervivencia necesarios para sobrevivir en cada uno de los siguientes Zep-Tepi. Pues en esta prueba el recinto subterráneo ha resultado ser eficiente incluso en el caso de un gigantesco diluvio.
Acepté de buen grado su proyecto y Thot comenzó casi de inmediato las obras de la construcción de las cámaras secretas. Con lanzas de rayos cegadores cortó las piedras, y fue tallada la cabeza y el busto de cada león en un afloramiento natural de caliza sólida. Las patas se construyeron con la piedra sobrante junto a un pequeño templo exterior enfrente de cada León de piedra.
Las Puertas del Amenti eran defendidas ahora por dos leones gigantescos o esfinges llamados Akert y Aztlán porque cada uno miraba hacia uno de los respectivos países. A las salas subterráneas inmediatamente debajo de los leones se les llamó: 'La Casa de Sokar' (El Hombre Inmortal.)
Decidimos celebrar el evento de la construcción de los dos colosales leones Akert y Aztlán, anunciando la instauración de la Casa de Sokar, el Salón de los Registros, en la conmemoración del décimo aniversario del Zep-Tepi. Invitamos al evento a nuestros parientes y amigos líderes de los annunaki y los arquilianos, junto con representantes de los pueblos humanos, tanto descendientes de Na-Noah como de los hijos humanos de los annunaki y los arquilianos que se salvaron del Diluvio bajo la tutela de Ra y Sobek. Los líderes de los héroes y los humanos de los tres Estados Annunaki: Akert (Sumer y Valle del Indo) comandado por Khnemu, Khem (Egipto) comandado por mi y Kentum (Antigua Grecia Proto-Helénica y Anatolia) los territorios regidos por Ra y Sobek, comparecieron en aquella magna celebración junto con una nutrida delegación de la Confederación Galáctica encabezada por el excelso Shu. Y como novedad, también aparecieron hombres de las primeras razas de color humanas desarrolladas por los pleyadianos en la Tierra Interna, razas en las que habían reencarnado las humanidades venidas de Aztlán, de Saturno, de Urano, Marte, Lemurt, Mercurio y de un planeta de Orión entre otros. Estos humanos habitaban ya las primeras colonias repartidas a lo largo y ancho del planeta… >>
<< Ra no permitía la diversidad, él deseaba reinar solo. ¡El mayor del Cielo, el primogénito que está en la Tierra! Así quería que se le conociera entre los sacerdotes y las gentes del pueblo.
Yo observaba con pesar estos acontecimientos, y juzgaba con preocupación junto a mi hermanastra Tefnut de qué forma el destino le estaba dando un giro imprevisto al orden legítimo:
–¡Después de declararse a sí mismos dioses, los annunaki se han hecho dependientes del apoyo de la humanidad y buscan la aprobación de su público para sostener sus propias mentiras! –razonaba tristemente con Tefnut.
En Akert (Sumer), los annunaki decidieron unificar las tierras bajo un único líder, un rey guerrero que fuese el digno adversario de Ra. Se le confió a Isis-Hathor la tarea de encontrar al hombre adecuado. Hathor le indicó a Khnemu la elección de su hermano Tum como el héroe fuerte que todos necesitaban, a quién había amado como hermano y amigo. Khnemu le dio cetro y corona pasando a ser llamado: Tum, el Regente Justo. Se fundó una nueva ciudad bajo su corona para unificar las tierras, y se la llamó Unnefer, la Ciudad Unificada, en conmemoración de la ciudad que unificó a su planeta de origen Annu. Khnemu le dio poderes especiales a Tum, y la misma Isis-Hathor acompañaba a sus guerreros que portaban en sus naves las terribles armas de resplandor. Todas las tierras, desde el Mar Inferior hasta el Mar Superior, rindieron obediencia a su trono, sus tropas se estacionaron en los límites de Akert (Sumer) para protegerla de una eventual invasión de Ra y sus atlantes.
Ra observaba con ojo cauto a Hathor y a Tum; después, como un halcón, trazó un sibilino plan y se abalanzó sobre su presa. Para sorpresa de todos Ra no montó en cólera, sino que reconoció aparentemente a Tum como igual y le envió a su propio hijo Amsu (Amun) como embajador plenipotenciario suyo para negociar un plan de paz que estabilizase la región y afianzase lazos fraternales con sus hermanos annunaki del sagrado país de Akert (Sumer.) La tensión entre los dos grandes reinos annunaki fue relajándose y Amsu, el Poseedor de la Profecía, comenzó a frecuentar la corte de Tum en Unnefer, la Ciudad Unificada.
Cuando nació Amsu, a la muerte de su hermano Sutekh después de haber sido capturado por Horus, su madre Ba-Tattu tuvo un sueño premonitorio en el que vió a su hijo Amsu como rey supremo de todos los annunaki coronado en lo alto de una inmensa torre que llegaba hasta el cielo. Esa profecía le marco desde niño y constituyó un sueño obsesivo para él, y para que se cumpliese le dedicaba cada acto que realizaba en la vida con todo su afán. Cuando Isis-Hathor conoció a Amsu se enamoró de él porque éste se parecía muchísimo a su amado Osiris. Fue hasta tal punto, que en su fiebre amorosa Isis-Hathor pensó que Osiris se había reencarnado realmente en su sobrino Amsu. Al conocer sus inclinaciones Khnemu y yo albergamos esperanzas de que realmente la profecía del trono annunaki unificado en la Tierra fuese finalmente cumplida mediante el desposorio de Isis-Hathor y Amsu (Amon) el hijo de Ra. Amsu pareció inclinado a esa unión y curiosamente Ra tampoco se opuso, con lo que ambos enamorados vivieron un corto idilio y rápidamente se prepararon los esponsales pues Isis-Hathor no quería repetir la experiencia de su frustrado desposorio con Osiris.
Los preparativos fueron realizados a toda prisa. Isis-Hathor sólo exigió un requisito de su esposo, que se cambiara el nombre de Amsu, el Poseedor de la Profecía, por el de Nimi (Nimrod), el Alto Regente, pues únicamente un hijo de ambos podría ser el rey supremo de todos los reinos Annunaki. Los esponsales se celebraron en medio de una incontenible alegría festejada por todos, pues finalmente el fantasma de la guerra se alejaba como las borrascosas nubes de primavera al dar paso al soleado verano.
No obstante Nimi (Nimrod) convenció a Isis-Hathor para que comenzasen las obras de la construcción de la torre que alcanzaría el cielo precisamente en la nueva ciudad de Babili, la Puerta de los Dioses, muy cerca del primer asentamienrto annunaki en el planeta.
Ra, su padre, se ofreció a aportar la mano de obra humana para la construcción de la Gran Torre si los khnemuitas se ocupaban de su sustento, de esta forma todos habrían participado en la construcción de la Torre de la Unidad. De todas las partes del mundo comenzaron a llegar miles de humanos a trabajar como esclavos en la magnífica torre. Altos atlantes llegaban constantemente en bellas naves por el Mar Medio, esclavos lemures capturados por los atlantes eran traídos desde los Mares del Sur. Desde el Este, seres de la raza amarilla de Yú, llegaban en mareas como abejas atraídas por la miel. De las tierras al sur de Khem (Egipto) fuertes seres de piel negra llenaban las praderas alrededor de la Torre. Del Norte de Kentum (Antigua Grecia Proto-Helénica y Anatolia) esbeltos seres rubios de la raza azul venían como artesanos especializados. Una inmensa multitud de diferentes razas, lenguas y orígenes llenó los campos alrededor del emplazamiento de la Torre de la Unidad. La Torre se comenzó a construir como una enorme atalaya cilíndrica en espiral, la estructura geométrica poseía las proporciones precisas de la Sección Dorada pues el principio del Número Áureo es con el que la gran multitud de seres y objetos en el mundo biológico se construyen. La Torre era grande en su planta pero no destacaba especialmente de otros monumentos de la época en magnificencia.
Para ayudar al hijo de Ra, Amsu-Nimi (Nimrod) en la construcción de la Torre de la Unidad, Set y su esposa Nekhbet (Nephthys) habían enviado a sus hijos y a un numeroso grupo científico para la dirección de la obra a la nueva ciudad de Babili, la Puerta de los Dioses. Las tareas avanzaban a buen ritmo y rápidamente la construcción tomó forma. La obra estaba casi concluida y las grandes masas de humanos seguían acudiendo desde todos los puntos del planeta hasta formar una gigantesca multitud vagabundeando por las praderas alrededor de Babili. Los khnemuitas se sobresaltaron y acudieron a Tum para que diera explicaciones del gigantesco y desproporcionado éxodo de humanos hacia sus tierras e hiciera entrar en razón a Isis-Hathor para que parara la locura de Nimi (Nimrod) que no dejaba de reclamar a su padre Ra más humanos para la magnífica construcción.
Se organizó una reunión secreta en el palacio de Tum en Unnefer donde Seb y Anpu (Anubis) llegaron incluso más lejos y señalaron, ante Isis-Hathor, directamente a Ra como el ideador en la sombra de un sibilino plan para desestabilizar el país y sumirlo en el caos. Isis-Hathor se encolerizó y se enfrentó a ellos:
–¿Acaso no pueden tener la Reina y el Rey Planetarios un trono mayor que ninguno que fuera antes creado sobre la faz de la Tierra? ¿De qué os preocupáis? ¡Esos humanos son mis súbditos y están a mi servicio!
Pero su hermano Tum la apaciguó diciendo:
–¡Amada hermana, es verdad que vosotros como supremos reyes de todos los annunaki merecéis el mejor de los palacios! Pero las obras están casi concluidas y el gentío no cesa de llegar... ¿Cómo puede ser eso? ¿Qué tienen Nimi (Nimrod) y su padre Ra en mente?
Isis-Hathor aceptó preguntarle a su esposo cuál era el motivo de esa desproporcionada actividad y cuando llegó a Babili se dirigió directamente a la torre en construcción de donde su marido no se apartaba un instante. Isis-Hathor sin más rodeos preguntó a su marido por la causa de que siguieran llegando más humanos cuando la torre estaba casi terminada, Nimi (Nimrod) contestó:
–¡Amada mía, no es esta torre que ves aquí aquella que te prometí, sino únicamente su primer peldaño, sobre la espiral de éste núcleo que ves aquí se construirán capas sobre capas cada vez más altas hasta alcanzar una altura superior a la de la montaña más alta del planeta!
Nimi (Nimrod) la enseñó entonces los bocetos de la Torre de la Unidad y señaló un pequeño núcleo en el centro de la misma indicándole que ése pequeño elemento era en realidad lo que ella creía que era la torre completa. Isis-Hathor palideció y quedó muda al instante, al darse cuenta de las descabelladas proporciones que tendría la torre definitivamente acabada. La Torre de la Unidad ocuparía finalmente gran parte de la meseta del país de los dos ríos y se elevaría kilómetros y kilómetros sobre la llanura perdiéndose en las nubes. Al mirar de nuevo a los ojos de su marido vió el semblante de su odiado suegro Ra y como si saliera de un sortilegio que la hubiera mantenido hechizada comenzó a temblar compulsivamente como presa de un ataque. Cuando se recuperó, la furia de Hathor no tuvo límites, tomó su reluciente nave celestial y con sus armas infringió la muerte a los humanos enviados por Ra.
La sangre del pueblo, como nunca antes en la Tierra fue derramada y corría como ríos por la planicie de Babili. Con el rayo que despedaza los diezmó tan cruelmente que todos corrieron horrorizados en todas direcciones tratando de escapar de una furia inusitada y brutal. Cuando se cansó, voló sobre la torre y con el rayo que secciona la produjo tremendos cortes que derrumbaron grandes sectores de la misma sobre los niveles inferiores.
Muerte y destrucción se abatieron sobre todo aquel que se encontraba en la planicie de Babili creando un pánico irracional que obligó a las grandes masas humanas concentradas a dispersarse enloquecidas a lo largo y ancho del país de los dos ríos. Las hordas de humanos llegaron hasta las ciudades cercanas de Uruk y Ur en los dominios de Anpu (Anubis) en la llanura inferior de los dos ríos. En su desesperación entraron en las ciudades destruyéndolo todo a su paso y asesinando a sus moradores. Anpu (Anubis) ante semejante caos decidió proteger sus territorios de la única manera que sabía, que consistió en el exterminio de las hordas itinerantes de humanos enloquecidos. Desde el Sector de Descenso despegó con todas las naves celestes de que disponía y comenzó su macabra cosecha.
Amsu-Nimi (Nimrod) el hijo de Ra, ante la horrorosa visión que se desplegaba a sus pies enloqueció y huyó ocultándose de todo y de todos, Amsu-Na-Mun (Amun), el Oculto, se le llamó a partir de entonces. Amsu-Na-Mun (Amun) en su interior había fallado en el cumplimiento más sagrado que le fuera encomendado: La culminación de la profecía de la unificación del planeta bajo un mando único, depositado en el magnífico trono más allá de las nubes emplazado sobre la Torre de la Unidad… >>
¿Cuándo el dios Ptah se refería al Abtu se trataba sólo de nuestra querida ciudad de Abtu (Abydos) o de todo el alto Khem (Egipto) –se preguntó Anebaut en su soledad- ¿Cuál sería el paradero de esa Casa del Ka de Maat? ¿Las chorreantes aguas del gran Nilo, se referían talvez a una de las cataratas?
Se sentía absorto pero al mismo tiempo presentía que un oscuro secreto sería desvelado en las próximas tablillas. ¡El misterio de la Vida! La creación del ser humano estaba a punto de ser narrada ¿Qué implicaciones tendría en sus creencias y en su propia existencia conocer estos secretos?
Anebaut no esperó la respuesta de su oportuno discernimiento, tomó la siguiente tablilla y comenzó a leer con ansiedad.
<< Yo estaba especialmente enamorado de algunas criaturas vivas que pululaban por el Abtu, éstas vivían entre los altos árboles y utilizaban sus patas delanteras como manos. En las altas hierbas de las estepas se veían criaturas del tipo humanoide que caminaban erectas. Estaba realmente absorto con estos estudios y no me daba cuenta de lo que se estaba fraguando entre los arquilianos. El primero en darse cuenta del problema fue Seb porque había observado una disminución en la afluencia del mineral de oro. Khnemu envió a Seb al Abtu para averiguar lo que estaba sucediendo en las excavaciones, con sus propios oídos escuchó las quejas de los arquilianos; éstos murmuraban y se lamentaban protestando abiertamente.
–¡El trabajo es insoportable, necesitamos más compañeros estables en Ki para realizarlo! -le dijeron a Seb. Éste habló conmigo y decidimos convocar a Khnemu, éste accedió y cuando llegó al Abtu se instaló en una ciudadela cercana a las excavaciones.
Los arquilianos supieron de la venida de Khnemu y decidieron atraparle en su propia morada para retenerle como rehén y así obtener sus pretensiones de independencia. Incluso, estaban dispuestos a proclamar la guerra para liberarse a través de las hostilidades. Hacía tiempo que los arquilianos deseaban asentarse en la Tierra en mayor número para tener más opciones de librarse del insidioso control annunaki.
Esa misma noche atacaron los centros de control del Abtu, sometiendo a los oficiales y guardias armados que los vigilaban. Los apresaron, los encerraron en los túneles y se abrieron paso hasta la puerta de la morada de Khnemu. Rodearon la ciudadela e intentaron forzar la entrada pero las medidas de seguridad del máximo mandatario terrestre lo impidieron hubo escaramuzas sangrientas y murieron varios combatientes en ambos bandos. Khnemu creyendo ser víctima de un atentado por mi parte llamó a su hijo Seb para que le facilitase apoyo aéreo de inmediato.
–¡Qué es lo que está ocurriendo! ¿Es esto un atentado contra mi persona? -le dijo Khnemu- ¿Quién es el instigador del ataque? ¿Tiene esto algo que ver con esto mi hermanastro Ptah?
–No padre mío, son nuevamente los arquilianos que reclaman el libre movimiento y acceso a los medios aéreos. La revuelta era esperada pero ni mi tío Ptah ni yo supimos prever una reacción tan fulminante contra tu persona.
–¡Que se traigan los medios aéreos y se reduzcan a los rebeldes a cualquier precio esto ha pasado ya del límite!
La batalla fue enconada, los arquilianos se hicieron fuertes en las minas y no pudieron ser desalojados. Habían construido muchas galerías de escape y redes intrincadas que les permitían una movilidad e invulnerabilidad que los annunaki no podían superar. Al final, presionado por el bloqueo de la extracción del oro, Khnemu tuvo que negociar y le transmitió a Ra-Tmu su decisión de dar más movilidad a los arquilianos y permitirles acceso a algunos pocos tronadores perfectamente identificados y controlados desde el Área de Control de Descensos. A Ra-Tmu no le gustó esa idea mas consintió al final:
–¡Graves son los hechos de la sublevación y todos los días vivimos en el temor de la revuelta! ¡Pero hay que obtener oro! -dijo Ra-Tmu- ¡El trabajo debe continuar!
Nos sentimos impotentes, con cada día que pasaba el peligro se hacía mayor, mi hermanastro me sugirió una alternativa:
–¿No podrías forjar nuevas herramientas? –me dijo Khnemu- ¿Y así poder prescindir de los arquilianos en los túneles? De esta manera los podríamos enviar de vuelta a Apep (Marte) de donde nunca debieron de haber salido.
–¡Llamemos a mi hijo Thoth, deseo que él me asesore! –respondí cautamente.
Convocamos a Thoth, que vino desde la Casa del Ka de Maat. Hablé en privado con él y concretamos lo que habíamos estado preparando. Al final me dirigí a Khnemu:
–¡Es posible una solución! -dije con convicción- ¡Crearemos un nuevo ser humanoide, un Productor Básico, para que se ocupe del trabajo más duro, y que ese ser realice el trabajo de los arquilianos en los túneles!
–¿A quién te refieres, a un ser creado de nuevo, o a un ser modificado genéticamente? ¿Podría ese ser convertirse en un trabajador que pudiera hacer el trabajo de los arquilianos? –dijo asombrado Khnemu.
–¡El ser que necesitamos existe ya! ¡Todo lo que tenemos que hacer es modificar su secuencia genética y de esta forma se creará un Productor Básico! -dijo Ptah.
Así le revelé a Khnemu nuestro secreto del Abtu, asombrado escuchó mis palabras pues se sentía fascinado con ellas.
–Existen criaturas en el Abtu, -continué con mi narración- que caminan erectas, sobre dos piernas. Viven entre los animales de las estepas y tienen todo el cuerpo peludo.
–¡En el Urnes no se había visto ninguna criatura como esa! -dijo Khnemu sin podérselo creer.
Le propuse una visita de una comisión científica a la Casa del Ka de Maat y así lo decidimos, llamamos a los principales científicos entre los que se encontraba nuestra hermanastra Tefnut y al día siguiente nos dirigimos con mi hijo Thoth hacia allí. En fuertes habitáculos de cristal había varios de estos seres. Al vernos, se pusieron a saltar golpeando con los puños en las mamparas. En otro contenedor había varias hembras de la misma especie.
–Procrean de forma similar a como nosotros lo hacemos –dijo Thoth- he comprobado su código genético y es análogo al nuestro, nuestra esencia vital se podrá combinar con la de ellos, y de esta forma se creará un Productor Básico que comprenderá nuestras órdenes y manejará nuestras herramientas llevando a cabo los trabajos duros en las excavaciones.
Khnemu vacilaba ante las palabras que estaba escuchando.
–¡Es un asunto de gran importancia! ¡Hace mucho que se abolió la esclavitud en nuestra estirpe, los esclavos fueron sustituidos por las herramientas, no por otros seres vivos! Quieres traer a la existencia a una nueva criatura no existente previamente. ¡La creación sólo está en manos del Padre-Madre Creador! -dijo Khnemu.
–¡No deseo forjar esclavos, sino ayudantes! –dije apaciguando sus pensamientos.
–¡El ser ya existe en la naturaleza! -dijo Tefnut- El plan de Ptah consiste en darle más capacidad. No se trata de hacer una nueva criatura, sino de elaborar a una ya existente más a nuestra imagen. Yo pienso que con pocos cambios se podría conseguir, sólo se necesita una gota de nuestra esencia.
–¡Éste es un asunto grave, y no es de mi agrado! -dijo Khnemu- Va en contra de las reglas del viaje de planeta en planeta, se prohibió por las reglas de nuestros maestros antes incluso de la venida a la Tierra.
Refrendando las palabras de su padre le dijo Seb a su madre.
–¡Con la tecnología no deberíamos crear nuevos seres híbridos, sino forjar nuevas herramientas que nos facilitasen el trabajo en la mina, no es imprescindible hacer esta función con esclavos!
–¡Allá donde nuestro entendimiento nos lleve, a eso hemos sido destinados! ¡No podemos impedir que se usen los conocimientos que poseemos! –dijo Thoth.
–¡Ciertamente, el Destino no puede ser alterado, pues desde el comienzo de nuestra vida éste ha sido ya predeterminado! -Les dijo Khnemu a ellos- ¿Es el Destino, o es el Hado Fatal, lo que nos ha traído a este planeta, a sacar oro de las aguas, a poner a trabajar en las excavaciones a los arquilianos, a estar planeando la creación de un Productor Básico? ¡Ésa es la cuestión! Eso es lo que hay que decidir.
Acordamos exponer el asunto ante Ra-Tmu y éste presentó el espinoso tema ante el consejo. Se consultó a los ancianos, a los sabios, a los comandantes de la flota. Las discusiones fueron largas y llenas de dudas.
–¿Hay alguna otra forma de obtener oro sin la insidiosa amenaza de la rebelión Arquiliana? ¡La supervivencia está en peligro! ¡Si hay que obtener oro, que se elabore al nuevo ser! ¡Que se deje a un lado las reglas de los viajes planetarios, que se salve Annu! -decidió Ra-Tmu.
La decisión se transmitió desde Annu hasta la Tierra. Yo me alegré mucho y solicite a Thoth y a mi hermanastra Tefnut como ayudantes, lo que terminó aceptando Khnemu finalmente.
En la Casa del Ka de Maat del Abtu, le explicamos a Tefnut cómo pensábamos elaborar el ser. Llevamos a Tefnut a un lugar reservado. Era un lugar con muchos habitáculos de cristal y en los que había extrañas criaturas, tenían la parte superior de una especie y la parte inferior de otra criatura. Con algo de turbación Thoth y yo le mostramos a Tefnut las criaturas de dos especies combinadas que habíamos obtenido en algunos experimentos previos. Yo temía que pudiera molestarse por percatarse que habíamos comenzado los experimentos antes incluso de que se hubiera planeado el dilema del Productor Básico, pero mi hermanastra no hizo ningún comentario adverso, sino que deseó conocer más detalles de nuestro trabajo.
Volvimos a la Casa del Ka de Maat, y la llevamos a un lugar limpio con un instrumental muy sofisticado. En el lugar limpio Thoth le explicó a Tefnut los secretos de la codificación genética y cómo se podían combinar los genes de dos especies diferentes.
–¡Las criaturas que me habéis mostrado son monstruosas! ¿Qué es lo que falló? -dijo Tefnut.
–¡Sí, lo son! -respondió Thoth- No sabemos cómo lograr la perfección en las uniones genéticas, por eso mi padre solicitó de tu inmensa sabiduría estimada tía.
–¿Cómo combinar las esencias, cuánto de ellas reunir, en qué útero comenzar la concepción, en qué útero deberá dar a luz? Para eso se necesitan tus conocimientos de curación. ¡Se necesitan los conocimientos de alguien que haya dado a luz, de alguien que sea madre! –dije muy sinceramente, pues estaba convencido que sin la ayuda de mi hermanastra no podríamos lograrlo.
Tefnut supervisó con Thoth las fórmulas avanzadas de la codificación genética y le preguntaba cómo se había hecho la ruptura de las espirales y la unión de cromosomas. Examinó a las criaturas de las tres jaulas, contempló a las criaturas bípedas. Las hebras entrelazadas se separan y combinan para forjar una descendencia.
– ¿Habéis probado a que un varón annunaki fecunde a una hembra bípeda, para que nazca una descendencia de combinación? -dijo Tefnut.
–¡Si, lo hemos intentado ya, pero ha habido fallos, no hubo concepción! -le respondí.
–Hay que intentar conseguir otra forma de mezclar las esencias -dijo Tefnut-. Hay que encontrar una forma de combinar las dos hebras de las esencias para que no resulte dañada la porción de la influencia terrestre bajo la annunaki. Se tiene que configurar para que reciba nuestra esencia gradualmente, sólo se podrá intentar poco a poco a partir de las fórmulas básicas de la esencia de Annu.
–Pero hay muchas esencias distintas, en Annu existen muchas razas estelares distintas con esencias diferentes –la contesto Thoth.
–No podemos crear un nuevo ser de todas ellas, propongo que usemos una simiente de sangre real o una selección de simientes a propósito según nuestra discreción. Pero el segundo caso sería un insulto para las otras razas que no fuesen tenidas en cuenta. Tomaremos, por tanto, la simiente común, la de la Sangre Real de Annu, aquella sangre que está compuesta por la mezcla de todas las razas que habitan nuestro planeta.
Al día siguiente, Tefnut preparó una mezcla en un recipiente de cristal, puso con mucho cuidado el óvulo de una hembra bípeda, lo inseminó con semen que había modificado previamente con la Sangre Real annunaki, y fecundó el óvulo. Insertó de nuevo el óvulo en la matriz de la hembra bípeda. A los pocos días confirmó que esta vez había concepción. Todos estábamos esperanzados pues había un parto muy importante en ciernes y esperamos el tiempo previsto para el nacimiento. Mas cuando éste se cumplió, no hubo nacimiento. Tefnut practicó un corte en el vientre de la madre, y extrajo lo que había sido concebido. Sostenía en sus manos al recién nacido, pero ella no estaba contenta, el recién nacido tenía pelo por todas partes, su parte superior era como las de las criaturas de la Tierra, las partes inferiores se parecían más a las de los annunaki.
Dejamos que la hembra bípeda cuidara del recién nacido y mamara su leche. El recién nacido creció rápido en el Abtu. El niño de la Tierra se hizo más alto, pero no era a imagen de los annunaki, sus manos no se adaptaban a las herramientas, y no emitía más que gruñidos.
–¡Tenemos que volver a intentarlo! -dijo Tefnut- Hay que ajustar la mezcla. Dejadme ensayar con los códigos genéticos.
Con su ayuda repetimos los procedimientos, Tefnut consideró cuidadosamente las esencias de los códigos genéticos de Annu y de la Tierra, tomó un poco de cada uno de ellos, luego fecundó en el cuenco de cristal el óvulo de la hembra de la Tierra. Esperamos el tiempo y hubo concepción y nacimiento. Éste se parecía más a los annunaki; dejamos que la madre le diera de mamar y que el recién nacido se convirtiera en niño.
Su aspecto era prometedor y sus manos estaban conformadas para sostener herramientas. Pusimos a prueba sus sentidos y los encontramos deficientes: el niño de la Tierra no podía oír y su visión era inestable., Tefnut reajustó las mezclas de las fórmulas genéticas, una y otra vez tomó varios tipos de combinaciones sin conseguir su objetivo; un ser tenía los pies paralizados, a otro le temblaban las manos, y otro no tenía los pulmones adecuados para respirar.
Yo estaba decepcionado con los resultados.
–No conseguimos el Productor Básico -le dije a Tefnut.
–Estoy descubriendo a través de ensayos lo bueno o malo de cada ser generado -respondió Tefnut- Mi corazón me anima a que siga intentándolo. Probemos una vez más…
Tefnut hizo una nueva mezcla y de nuevo el recién nacido era deficiente.
–Quizá el déficit no se encuentre en la mezcla. Quizá el impedimento no esté ni en el óvulo de la hembra ni en las esencias. Puede que lo que falte sea el elemento del que la Tierra misma está forjada -me dijo.
–No uses un recipiente de cristales de Annu, hazlo de la arcilla de la Tierra –le dije en un arranque de inspiración.
–Usaremos la propia mezcla de la Tierra, de oro y cobre, la arcilla del Abtu.
Tefnut hizo un recipiente con la arcilla del Abtu. Puso con cuidado el óvulo de una hembra terrestre, en el recipiente de arcilla, y mezcló en el recipiente la esencia vital extraída de la Sangre Real Annunaki. A través de las fórmulas genéticas se dirigió la esencia y poco a poco fueron añadidas al recipiente, después, insertó el óvulo así fertilizado en la matriz de la hembra terrestre. Hubo concepción y esperamos el tiempo del nacimiento.
Cuando se cumplió el tiempo, la hembra terrestre comenzó a parir. Tefnut extrajo al recién nacido con las manos y pronto el recién nacido progresó de mes en mes, pasó de bebé a niño. Sus miembros eran adecuados para el trabajo, aunque no sabía hablar, no comprendía las palabras, emitía gruñidos y resoplidos.
Defraudados revisamos concienzudamente lo que se había hecho en cada paso y en cada mezcla.
–De todo lo que hemos intentado y cambiado, hay una cosa que nunca se ha alterado. Siempre se ha insertado el óvulo fertilizado en la matriz de una hembra terrestre -le dije a Tefnut.
Tefnut me miró desconcertada.
–¿Qué es lo que estás diciendo? No pretenderás…
–Estoy hablando de la matriz que da a luz, la que nutre el óvulo fertilizado. El ser que da a luz puede ser el elemento determinante para que sea a nuestra imagen y semejanza, ¿quizás se necesite una matriz annunaki? –le respondí comprendiendo la crudeza de lo que acababa de exponer.
En la Casa del Ka de Maat hubo silencio… Yo estaba manifestando un asunto muy comprometedor. Nos miramos los unos a los otros en silencio, cada cuál estaba cavilando en lo que podrían estar pensando cada uno de los otros.
–Puede que tu razonamiento no sea tan descabellado. Al fin y al cabo, quizá se insertó la mezcla correcta en la matriz equivocada -dijo Tefnut con voz temblorosa.
–Pero el problema aumenta ahora –dijo Thoth- ¿dónde está la hembra entre los annunaki que ofrezca su matriz, para crear al Productor Básico perfecto, o quizás a un monstruo en su vientre?
–Deja que le pregunte a Sekhet, mi esposa –dije no muy convencido del resultado- Convoquémosla a la Casa del Ka de Maat, para exponer el asunto ante ella.
–¡No! ¡No! -dijo Tefnut decidida- Yo hice las mezclas, la recompensa y el peligro deben ser míos. ¡Seré yo la que proporcione la matriz annunaki y la que afronte las buenas o malas consecuencias!
Conmovido, abracé a mi hermana suavemente: ¡Que así sea! -le dije.
Hicimos la mezcla en el recipiente de arcilla y unimos el óvulo de una hembra terrestre con la esencia masculina annunaki. Luego inserté el óvulo fertilizado en la matriz de Tefnut. Hubo concepción y llegó el parto. Tefnut dio a luz a un varón y lo sostuve entre mis manos, era la imagen de la perfección. Le pasé el recién nacido a Tefnut. Ella lo levantó entre sus manos.
–¡Mis propias manos lo han hecho! -exclamó victoriosa.
Examinamos con atención el aspecto y los miembros del recién nacido: Sus orejas tenían buena forma, no tenía los ojos cerrados y sus miembros eran adecuados. No era peludo como los salvajes, su cabello era negro oscuro y su piel era tersa como la piel de los annunaki. El color de su sangre era rojo oscuro, del mismo tono que la arcilla del Abtu. El recién nacido empezó a llorar; Tefnut lo estrechó contra su pecho y amorosamente le dio de mamar. Yo miré detenidamente a mi hermana y no veía a Tefnut y a un ser creado artificialmente, sino a madre e hijo.
–¿Le pondrás un nombre? -la pregunté.
–¡Le llamaré Adam-Kadmón!¡El Primero, el más Grande! Ése será su nombre -dijo Tefnut-
Hicieron una cuna para el recién nacido Adam, y lo pusieron en una rica sala de la Casa del Ka de Maat.
–¡Verdaderamente, hoy hemos conseguido un modelo perfecto del Productor Básico! Ahora se necesita un ejército de trabajadores como él -dijo Thoth emocionado.
–¡Él será un arquetipo, un modelo sobre el que se reproducirá la raza terrestre! Será tratado como un primogénito y se le apartará del duro trabajo -dije conmovido.
Tefnut quedó muy complacida con mi decreto.
Rápidamente fueron convocados todos los líderes annunaki a la Casa del Ka de Maat para darles la buena noticia: ¡El Productor Básico existía ya!
Llegaron Khnemu con su esposa Nut, y sus hijos Seb, Khepera y Anpu (Anubis.) También llegó mi esposa Sekhet, y mis hijos Set, Hetep, Nefer-Tmu y Un-Nefer (Osiris.) Todos admiraron al ser recién nacido y celebraron su creación. Se enviaron noticias de la buena nueva a Ra-Tmu y éste decidió ir a la Tierra una vez más con Nut, su esposa oficial. Mientras esperaban su llegada, los annunaki se desplazaron a Khemennu, el Sector de Descenso y realizaron los preparativos para la magna visita. Para la ocasión, una representación de los arquilianos, comandados por mi hijo Ra, bajaron de Apep (Marte) hasta el Sector de Descenso en la Tierra, y también vinieron desde el Abtu. Desde Kem-Ur y otros asentamientos comparecieron los annunaki y los arquilianos al gran evento de la visita del supremo rey de Annu.
Ra-Tmu llegó en la primera nave que, desde Annu, vino directamente hasta Khemennu.
Deseaba ver por sí mismo al nuevo ser creado por sus hijos Ptah y Tefnut y también contemplar las nuevas instalaciones. En su fuero interno quería sorprenderse con todo lo que se había conseguido.
Pero la desgracia no hizo más que comenzar en ese día terrible, sin saberlo, con nuestros juegos genéticos de creación de nueva vida habíamos atraído la atención de quienes menos deseábamos. El desenlace se produjo muy rápidamente pero marcaría el fin de nuestra vida como raza independiente y con voluntad propia. Antes de narrar los drásticos sucesos que acontecieron esa mañana, desearía describir una leyenda que nos marcaría irremediablemente aún sin ser consciente de ella en aquellos días.
Paa Tal es una palabra Draconiana que es extremadamente importante para ellos porque los draconianos tienen leyendas acerca de guerras con una raza superior que estaba creando formas de vida humanas que eran opuestas a la filosofía Draconiana. El Paa Tal creó formas de vida que podrían evolucionar por sí mismas, y con libre expresión. Los draconianos, por otro lado, crearon razas para que funcionaran como esclavos, únicamente pensadas como un recurso natural para su placer. Así que, esas dos filosofías muy diferentes tendrían que entrar en conflicto desde el principio de los tiempos, y así sucedió.
Los andromedanos dicen que los Paa Tal vinieron desde la onceava dimensión para actuar en esta tercera dimensión, y que el inmenso movimiento involucró veintiún sistemas estelares diversos. Nuestra propia galaxia está, al parecer, cerca del centro de nuestro "universo de conciencia", como él era definido por los Paa Tal.
Esto ocurrió en otro concepto del tiempo, antes incluso que los veintiún mil millones años de antigüedad de nuestro universo, cuando aún no existía la tercera dimensión. El Paa Tal creó la tercera dimensión para jugar este juego dimensional. Cuando este universo de tercera dimensión fue creado, los Paa Tal estaban en la quinta dimensión, después de haber involucionado desde la onceava. Esto significa que ellos tenían experiencias acreditadas a todas estas dimensiones. Los andromedanos nos dicen que todo está conectado de alguna manera.
En nuestra area particular de la galaxia se incluyen esos veintiún sistemas, y a ellos concierne actualmente la idea de la tiranía. Lo interesante es que el área en que esta tiranía está ocurriendo es un área muy, muy antigua. Ha sido colonizada durante mucho tiempo, y ha estado bajo el control de algunas de las razas más viejas de la galaxia, como la Alfa Draconiana. Ellos fueron la primera raza en tener viajes espaciales en nuestra galaxia y eran notables expertos tecnológicos. Pero sus especies se multiplicaron tan rápidamente que decidieron conquistar otras razas para hacer más sitio para ellos mismos. Sin embargo, todas las razas de la galaxia, fueron anteriormente creadas por un grupo que bajó de un reino dimensional distante para culminar esa imponente tarea, y éstos eran los Paa Tal. Esta expresión verbal llamada Paa Tal, realmente es de origen draconiano porque las leyendas Draconianas hablan de que hubo un tiempo donde un grupo de seres vino de "ninguna parte" y creó una raza para guerrear con ellos y desafiar la soberanía Draconiana. Esa raza, según la leyenda draconiana, portaría las simientes de veintidós razas estelares diferentes de esta galaxia.
Y aquí es donde nosotros entramos desgraciadamente en la leyenda draconiana, según supimos por los propios draconianos, con nuestra extraña mezcla de razas en Annu habíamos conseguido que la Sangre Real de Annu tuviese la mezcla de veintiuna razas diferentes de la galaxia, y los draconianos nos habían estado vigilando secretamente por ello. Cuando realizamos con éxito el experimento del nuevo Productor Básico lo que realmente creamos fue un ser cuya simiente había sido modificada veintidós veces. Es decir, sin saberlo creamos la raza que encarna a los Paa Tal de la Leyenda Draconiana.
Inmediatamente los draconianos entraron en escena y nos obligaron a modificar genéticamente la nueva raza que habíamos creado para someterla a su control. Curiosamente no nos destruyeron a nosotros ni a nuestra nueva creación como era su norma habitual cuando encontraban a un enemigo al que considerasen "potencialmente peligroso" sino que nos entregaron una misteriosa tarea a realizar en la nueva raza que habíamos creado.
Los draconianos nos dijeron que mirásemos la estructura de los códigos genéticos de la nueva criatura y observaríamos que en ellos existían doce cuerdas de las espirales de codificación mientras que nosotros sólo teníamos once cuerdas. Ellos nos proporcionarían un implante genético con el que tendríamos que tratar la codificación genética de los nuevos seres para extraerles once de las doce cuerdas actuales y dejarles únicamente con una única hélice activa. Se trataron los códigos genéticos de la estirpe de Adam y se sacaron, o mejor dicho, se atrofiaron las once cuerdas tal y como nos indicaron los reptilianos. Ellos nos dijeron que no podían eliminar a los Paa Tal pues también formaban parte de su existencia. Pero podrían reducirlos a una miseria existencial tal que no constituyesen nunca una amenaza para ellos. Y nosotros tendríamos que ser sus guardianes...
Pero volvamos ahora al punto donde dejamos la narración:
Recién llegados Ra-Tmu y su esposa Nut se sentaron en el trono real preparado en la gran explanada el Sector de Descenso en Khemennu. Después de haber descendido de la nave estelar que los había traído directamente desde Annu. Todos los grandes invitados al evento deseaban rendirle homenaje de pleitesía al rey, una larga fila compuesta por las personalidades más importantes de la Tierra y de Apep cubría la planicie. Se dispuso la fila en riguroso orden protocolario para saludar al rey mientras que el gentío lo aclamaba desde tres de los cuatro lados de la gigantesca explanada.
Khnemu subió primero a la plataforma, para recibir como corresponde a su padre y rey supremo, cuando unas extrañas nubes se formaron antinaturalmente a gran velocidad sobre el cielo de Khemennu y, casi de inmediato, tres formas gigantescas con aspecto de media luna fueron tomando estructura sobre los asustados espectadores. Claramente se distinguieron ya en primer plano sobre el cielo a tres cruceros de combate draconianos de grandes dimensiones que cubrían una gran parte del campo visual nublando la luz del sol como si de una poderosa tormenta se tratase. Aterrorizados, los presentes huían en todas direcciones, Khnemu apenas tuvo resuello en sus pulmones para gritar que se diera la alarma mas el propio Ra-Tmu se levantó del trono convulsionado y a voz en cuello gritó:
–¡Deteneos! No actuéis en absoluto, cualquier resistencia es inútil, que todo el mundo se quede donde está.
Todos nos quedamos inmóviles y vimos claramente como descendían varias naves auxiliares de mediano tamaño desde los cruceros hasta la pista de aterrizaje donde la nave de Ra-Tmu permanecía aparcada. Al instante escuadrones de reptilianos corrían tomando posiciones en el recinto mientras que multitud de pequeñas naves de ataque se dispersaban sobre el cielo de Khemennu a baja altura. Un grupo numeroso de soldados reptilianos rodeaba a un extraño vehículo que levitando se acercó hasta el trono donde Ra-Tmu se había vuelto a sentar al fallarle las piernas. Varias cúpulas de distintos materiales se fueron abriendo en el frontal de la nave flotante hasta que apareció la última capa constituida por un campo de fuerza transparente que dejaba ver la imponente figura de un Alfa-Draconiano de inmenso poder y descomunales proporciones.
–¡Yo soy Jah-Heva (Jehovah) comandante en jefe de este sistema solar y como soberano vuestro saludo a mi siervo Ra-Tmu rey de los annunaki!
Ra-Tmu temblaba en el trono de tal forma que no podía articular palabra alguna, una opresión mental inimaginable se cernía sobre nosotros. Alrededor de la inmensa nave flotante cientos de hombrecillos grises de aspecto insectoide amplificaban las ondas mentales de terror hasta la catarsis de las voluntades de todas las personas que allí se encontraban. A Jah-Heva no parecía importarle que todas sus víctimas estuviesen paralizadas de terror. En realidad no esperaba respuesta alguna de sus mentes inferiores excepto el propio sentimiento del terror sin límites. Los hombrecillos grises aumentaron su función de antenas humanas al tiempo que se producía un sonido chirriante de una frecuencia abrumadora. Cada uno de nosotros permanecía paralizado por el miedo pero recibíamos ondas mentales aberrantes y horribles visiones independientes. Hoy entiendo que se nos estaba programando mediante implantes mentales y en algunos casos físicos, pues a algunos de nosotros nos proyectaron pequeñas porciones de material biológicamente alterado que se introdujeron en nuestro cuerpo alojándose en los sistemas neurológicos y hormonales. Nadie recordaría conscientemente mucho de aquel día, excepto lo que ellos querían que recordásemos.
Cuando volvimos a nuestra plena consciencia todo había terminado. Ra-Tmu se embarcó inmediatamente y partió hacia Annu sin mediar palabra alguna. Los demás continuamos con nuestras actividades como si ese episodio jamás hubiese ocurrido. Pero a partir de ese día todos teníamos tareas ineludibles que hacer de forma compulsiva y sin poder evitarlo, porque realmente no las estábamos haciendo de forma voluntaria.
Tefnut, Thoth y yo nos retiramos a la Casa del Ka de Maat para realizar una tarea programada en nuestro subconsciente.
–Tenemos que hacer una hembra para que sea la pareja de Adam y conseguir así que procreen por sí mismos y que formen su propia estirpe –dije mecánicamente.
–Hay que cambiar las fórmulas del código genético para ajustarlas de varón a hembra.
Dijo Thoth y comenzó a realizar los ajustes con un nuevo instrumental que yo no había visto antes, entendí enseguida que aquella tecnología no era annunaki, no sabía cómo había acabado en las manos de Thoth pero tampoco hice preguntas, porque estaba programado para no hacerlas. Así cuando Thoth acabó le dije a Tefnut.
–Para hacer una pareja para Adam, es necesaria la concepción en la matriz de una annunaki.
Pero antes de que ella pudiera hablar levanté la mano y le dije:
–Deja que esta vez llame a mi esposa Sekhet. Si está dispuesta para hacerlo, que ella cree el molde para la Hembra Terrestre.
A la Casa del Ka de Maat llamamos a Sekhet, le mostramos a Adam, y se lo explicamos todo, le dimos explicaciones del trabajo que se requería, y también le dimos cuenta de las implicaciones del éxito y el peligro que entrañaba la operación. Sekhet estaba fascinada con el trabajo. ¡Hágase! -nos dijo.- Thoth hizo los ajustes finales de las fórmulas genéticas en el nuevo instrumental y con la mezcla se fertilizó un óvulo. Lo inserté en la matriz de mi esposa con sumo cuidado y delicadeza. Hubo concepción y en el tiempo previsto Sekhet (Sekhmet) se puso de parto, pero no hubo nacimiento natural. Tefnut, tenía una experiencia inigualable en la ayuda a la concepción y su mano había abierto muchas matrices para extraer los fetos. Con gran cuidado hizo una incisión con un cortador y abrió la matriz de la que salió una hembra.
–¡Has dado a luz a una hembra! -le dijo con regocijo a Sekhet.
Examinamos con atención el aspecto y los miembros de la recién nacida, era perfecta en todo. No tenía bello en el cuerpo, el color de su cabello era más claro que el de Adam y su piel era tersa como la de los annunaki. Tefnut sostuvo en sus manos a la niña. Le dio una palmada en la parte trasera y la recién nacida emitió los sonidos adecuados. Con mucho cariño le pasó la recién nacida a Sekhet, para que la amamantara y la cuidara.
–¿Le pondrás nombre? -le pregunté a mi esposa.
–La pequeña está hecha a tu imagen y semejanza, está concebida en perfección, has logrado un estupendo modelo para productoras hembras –la dijo Tefnut.
Sekhet puso la mano sobre el cuerpo de la recién nacida, acarició su piel con los dedos.
–¡Heva, será su nombre, la Madre de la Vida! -dijo Sekhet.- De las esencias vitales de su matriz se moldearán otras alumbradoras, dará así la vida a una multitud de Productores Básicos.
Después de que fuera hecha Heva en la matriz de Sekhet, sin saber muy bien porqué, tomé muestras de su código genético y del de Adam y se los entregué a Thoth diciendo:
–Quiero saber cuáles son sus diferencias. ¿Me ayudarás?
–¡No deberíamos hacerlo! Mas, puesto que tú me lo pides, realizaremos un análisis detallado con el nuevo instrumental.
Thoth extrajo la esencia vital de Heva y la insertó en unos recipientes junto con la de Adam. Miramos con el instrumental la nueva estructura genética de Heva y quedamos perplejos. En efecto, habían desaparecido once de las doce cuerdas existentes en el genoma de Adam. Heva tenía únicamente una única hélice que configuraba la estructura completa de su red genética. Realizamos entonces un análisis completo de la criatura y descubrimos que en el diminuto cuerpo infantil, existían siete distorsiones o implantes etéricos a los que llamamos Sellos Jehovianos. Estos sellos eran responsables del desprendimiento de la línea axiatonal a la izquierda de la columna vertebral, la cuál, se vio sometida a un desequilibrio en el flujo energético y hormonal de los campos de luz en la estructura merkaba del cuerpo energético. La hibridación a la que fue sometido el genoma de Heva y la implementación de los sellos Jehovianos creó unos nódulos oscuros en el lado izquierdo del cuerpo, justo en la séptima línea axiatonal que alimenta el sistema de meridianos energéticos y los aspectos femeninos. Esos nódulos oscuros estaban situados en la parte superior del cráneo del lado izquierdo, corazón, pulmón izquierdo, parte trasera de rodilla izquierda, glándula pineal, lado izquierdo del cuello y trasero izquierdo del muslo y nalga.
No sabíamos cuales serían las consecuencias reales de todo esto a largo plazo y decidimos no comentarlo con nadie.
Después de ser creados los terrestres de esta manera, nuestro plan era que procreasen varones y hembras para que los Productores Básicos tuviesen descendencia por sí mismos.
Adam y Heva fueron llevados al Urnes, para mostrar allí nuestra obra a los annunaki. Los trasladamos a Akert, la primera ciudad fundada en el Urnes, y se les construyó una morada en un amplio recinto ajardinado para que pudieran vagar por allí libremente. Desde el Sector de Descenso, con reticencias, vinieron Khnemu, Seb y su esposa Nut para inspeccionar el lugar donde morarían los terrestres. Los annunaki del Urnes vinieron a verlos, e incluso desde la base de tránsito en Apep (Marte), Ra, mi hijo y regente, también bajó a verlos. Los arquilianos que iban y venían entre la Tierra y Apep también estaban expectantes. Se habían hecho Productores Básicos y los pesados esfuerzos de la minería llegarán a su fin para ellos... ¿o talvez no?
En el Urnes, los recién nacidos crecieron y los annunaki esperaban ansiosamente su maduración. Cuando llegaron a la edad de procrear se observó que en la hembra no había concepción, y decepcionados tuvimos que admitir que no se conseguían nacimientos naturales como esperábamos.
–¡Examinemos de nuevo las esencias de Adam y Heva! -dijo Thoth.
Se contemplaron las esencias de Adam y Heva, y se compararon con las esencias vitales de varones y hembras annunaki. Thoth separó las esencias de Adam como pares de serpientes entrelazadas, las esencias estaban dispuestas como doce ramas de un Árbol de la Vida, pero las porciones de los genomas de Heva no eran comparables, no determinaban adecuadamente las imágenes y semejanzas. Sólo dos hebras no incluían la capacidad de procrear con veinticuatro. Thoth nos mostró como reducir a dos hebras la esencia de las veinticuatro fibras presentes en Adam. Tefnut escuchó esto y se quedó muy turbada pues desconocía la causa de tan gran diferencia entre los primeros humanos. Thoth, experto en manejar la tecnología genética jehoviana, nos propuso una solución.
De la costilla de Adam extrajo la esencia vital, la modificó genéticamente y la re-insertó de nuevo en la médula ósea de Adam.
–¡Ya está hecho! –declaró con orgullo– Al Árbol de la Vida de Adam se le ha reducido a dos ramas, ahora tendrán fuerzas procreadoras cuando se entrelacen sus esencias vitales.
–¡Dejémosles vagar libremente, que se unan entre sí como una sola carne! -dijo Tefnut. En los huertos acotados del Urnes se puso a Adam y a Heva para que vagaran libremente, tomaron conciencia de su virilidad y su feminidad e hicieron el amor libremente.
Khnemu paseaba por el huerto con el calor del día, cuando se encontró de improviso con Adam y con Heva copulando, se dio cuenta que habían crecido muy rápidamente y de repente se acordó del terror y la esclavitud mental que Jah-Heva les había impuesto sólo por haberse atrevido a concebir una nueva criatura. ¡Ellos, esas criaturas concupiscentes eran los culpables de su actual infortunio!
Me llamó y en presencia de Adam y Heva exclamó con cólera:
–¡Ahora les has dado a estas criaturas las últimas porciones de nuestra esencia vital, para que sean como nosotros en el conocimiento de la procreación, quizás para conferirles a ellos nuestros ciclos vitales!
–¿Qué elección teníamos? –dije conciliador- ¿Que acabara todo en el fracaso? Teníamos que intentarlo, y para conseguir que los terrestres asuman todo el trabajo previsto teníamos que inculcarles la capacidad de la procreación.
–¡Entonces, que estén donde se les necesita! -dijo Khnemu furioso- ¡Al Abtu, lejos del Urnes, que sean expulsados!
Así lo ordenó Khnemu: Adam y Heva fueron trasladados desde el Urnes al Abtu al día siguiente.
Se les buscó un recinto entre los árboles; y se los dejó para que se conocieran. Al poco tiempo Heva estaba embarazada. Tefnut vino para observar el parto:
–¡Les han nacido a los Seres Terrestres un hijo y una hija, un par de gemelos! –dijo Tefnut enternecida.
Veíamos a los recién nacidos con asombro, era una maravilla como crecían y se desarrollaban; los días eran como meses, los meses acumulaban años en la Tierra. Otros hijos e hijas tuvieron, y al poco los primeros hijos ya estaban procreando por sí mismos.
Los trabajadores primitivos estaban dotados de entendimiento, entendían los mandatos y estaban anhelando estar con los annunaki, trabajaban duro y bien por sus raciones de comida, no se quejaban del calor ni del polvo, en el Abtu los annunaki se vieron liberados de las penurias del trabajo y el vital oro iba llegando a Annu. La atmósfera de Annu iba sanando lentamente. La Misión Ki (Tierra) proseguía para satisfacción de todos sin incidentes que destacar... >>
"EL INMORTAL (OM KHEPER)"
Sebastián Salado.
Rapa Nui: La Isla de los Dioses
¿Qué conexión puede tener una isla perdida de la Polinesia con Tiahuanaco y el Imperio Inca? ¿Existió otra civilización de la cual no tenemos memoria? ¿Quiénes fueron aquellos hombres? ¿Rapa Nui es una antigua base secreta extraterrestre? ¿Qué era el mana?
Un lugar desconcertante en medio del océano
Era un enclave que me había resultado esquivo. Pese a mis constantes viajes, por una razón u otra, se venía postergando mi visita a Isla de Pascua. Pero una serie de hechos sincrónicos me permitieron aterrizar en el aeropuerto de Mataveri en diciembre de 2012. Fue curioso. Todo empezó a través de un sueño en donde me veía con mi compañera, Sol, caminando en medio de esas desconcertantes figuras monolíticas llamadas por los isleños "moais". Realmente son alucinantes.
Esta isla de la Polinesia, de tan sólo unos 164 km cuadrados de superficie, e integrada a la soberanía chilena en 1888, es un verdadero crisol de enigmas. ¿Quiénes fueron sus habitantes originales? ¿Por qué tallaron esos extraños moais, irguiéndolos por toda la isla como si fuesen guardianes silenciosos?
Se cuenta que la isla era conocida como Te pito o Te henua, dialecto local que significa "El ombligo del mundo". También se la llama Mata ki te rangi: "Ojos que miran al cielo". Curiosamente, algunos investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias, junto con el antropólogo de la Universidad de Chile Edmundo Edwards, esgrimieron una teoría inquietante: luego de estudiar 30 emplazamientos arqueológicos de la isla ⎯ahus o plataformas sagradas, y desde luego, los moais⎯, llegaron a la conclusión de que varias estatuas del interior de la isla están orientadas a las Pléyades y Orión…
Este último detalle, de ser corroborado en el futuro, no me sorprendería, ya que de acuerdo a los seres que nos contactan, la isla fue visitada por civilizaciones de otros mundos. Pero ya hablaré de ello líneas más adelante.
Rapa Nui también es conocida como "Isla de Pascua". Ese nombre le fue dado por el navegante neerlandés Jakob Roggeveen, que en un largo viaje iniciado en Texel y luego de navegar por las costas chilenas, la descubrió el 5 de abril de 1722, fecha correspondiente al día de Pascua de Resurrección. Hoy, siglos más tarde, los Rapa Nui recuerdan su verdadero origen sagrado: un tiempo que los remonta al dios creador Make Make y la "colonización" de la isla. Según ellos, Make-Make fue el responsable de guiar a un grupo de polinesios a través de las mortales aguas del Pacífico, hasta arribar a esa isla de dioses, el "ombligo del mundo", un "centro de todo". Una denominación similar a la antigua capital de los incas: Cusco.
Desde luego, esto no es un accidente.
La conexión inca
Con una guía Rapa Nui que nos recomendaron, recorrimos toda la isla. Nos alejamos de los tours organizados y las agencias. Queríamos ver el lugar con la perspectiva de alguien local que, además, estaba vinculado al mundo espiritual.
Ello nos permitió visitar muchos lugares que no siempre son inquietados por el turista medio, desde centros arqueológicos que muestran a moais con 11 dedos, a cavernas cuyo fondo no ha sido totalmente explorado. En este último punto, los isleños son muy discretos y no desean que esos accesos al mundo subterráneo trasciendan. Por ello cumpliremos con nuestra palabra y no diremos dónde esta la caverna desde la cual se puede descender al reino intraterrestre.
Arriba: explorando una de las tantas cavernas de Isla de Pascua
Arriba: el autor con uno de los moais que fue derribado en la isla.
Uno de los lugares que más me llamó la atención fue Vinapu. Se trata de un centro ceremonial que posee una pared de roca extraordinariamente similar a las que uno puede ver en Cusco o Puno. Ya la conocía por fotografías. Pero verlo in situ, corta el aliento.
De acuerdo a ciertas teorías, Vinapu fue levantada por el mismísimo inca Túpac Yupanqui, de quien se dice realizó una expedición marítima por el Pacífico en 1465. Supuestamente, habría llegado a Rapa Nui, donde levantó Vinapu en honor a los dioses. ¿Los incas son los autores de los moais en Isla de Pascua?
A partir de las crónicas realizadas por los cronistas españoles Pedro Sarmiento de Gamboa, Martín de Murúa y Miguel Cabello Valboa durante la conquista, se sabe que Túpac Yupanqui, estando en la costa norte (en las islas Puná) habría tenido conocimiento de unas islas lejanas, decidiendo ir en pos de ellas. El inca habría alistado una gran flota de balsas, zarpando hacia el mar con 20.000 hombres. El relato sostiene que llegaron a unas islas llamadas Ninachumbi y Auachumbi. Hay que decir que algunos historiadores creen que estas islas son verdaderas y que se hallan en la Polinesia. De hecho, el famoso y respetado navegante noruego Thor Heyerdahl, también lo creía. Heyerdahl ya había demostrado con la expedición Kon Tiki (1947) que se podía llegar a la Polinesia a bordo de una balsa inca desde el Perú. Para el explorador, "Auachumbi", que significa "Isla de Fuego", es una referencia a la isla volcánica de Rapa Nui.
Conocía estos datos antes de pisar la isla. Pero tenía muchas "lagunas". Puntos que no "cerraban" en su historia, como la posible relación con la arquitectura inca. En Rano Raraku y los quince moais empezaría a comprender.
Rano Raraku es señalado por los isleños como uno de los lugares más importantes. El antiguo cráter volcánico fue la cantera de las enormes estatuas que parecen proteger Rapa Nui. A las faldas de esta elevación que domina el terreno, se pueden ver moais no terminados. Y otros enterrados. Estaba claro que allí se hicieron, al menos la mayoría. La roca volcánica parecía haber sido cortada con herramientas de basalto y obsidiana. Posteriormente, las moles eran extraídas y semienterradas en las cercanías para ser esculpidas al detalle. Pero aún permanece el debate de su traslado a otros puntos distantes de la isla. A día de hoy, mil y un teorías circulan sobre cómo se pudo llevar a cabo semejante tarea.
Arriba: uno de los gigantescos moais, desenterrado.
¿Cómo pudieron ser trasladados?
Arriba: Rano Raraku, desde el aire.
Arriba: Sol Sanfelice con una vista del cráter Rano Kau.
Los rapa nui sostienen que Make Make trajo un el "mana" a la Isla: una fuerza impresionante de vida, un legado de los dioses que se debía proteger. Con ese "mana" los antiguos dieron vida a los moais. Es decir, no eran simples estatuas. Al interior de la roca había una energía viviente proveniente de ese "mana". Por ello, a muchas de estas esculturas se les "abría los ojos" al erguirse ⎯con coral⎯, como si hubiesen despertado. Todos los moais, salvo los "Siete Colonos" de Ahu Akivi, miraban al interior de la isla, como si quisieran proteger algo que yace oculto en ella… Los "Siete Colonos" son los únicos moais que miran hacia el mar, porque señalan el punto desde donde llegó la expedición que se asentó en esta tierra perdida en el Pacífico. Se afirma que eran siete maestros dirigidos por el misterioso Make Make.
En Ranu Raraku exploramos cada rincón, pensando en estas historias, mientras veíamos numerosas estatuas enterradas. Era increíble: algunas de ellas tienen más de 20 metros de altura. De toda esa zona, nos sorprendió el llamado Tukuturi o "Moai barbado", de aspecto único, diferente a todo lo que se puede ver en la isla. ¿Quién era ese hombre barbado, sentado en actitud de oración? Los Rapa Nui dicen que representa a los maestros que llegaron a la isla, uno de los colonos…
Luego de Rano Raraku fuimos a visitar los quince moais de Ahu Tongariki. Era evidente que esos inmensos guardianes de piedra miraban hacia el Rano Raraku.
¿Por qué?
Cuando llegamos, no había turistas, así que pudimos estar un tiempo en calma, en silencio. Por un impulso decidí alejarme y me senté frente a esos quince guardianes. Cerré mis ojos y me relajé, mientras me preguntaba: ¿Dónde está el hilo conductor de todo esto?
Entonces vi, en mi mente, lo que creo era una expedición inca, que con mucho esfuerzo, y diezmada, llegaba a la isla, siendo recibida por aborígenes del lugar. Pero los moais ya estaban allí… Tenía toda la impresión de que los incas sabían de su existencia. Habían cruzado el océano en un viaje peligroso para buscar sus orígenes. En la visión, sentía que los incas y los misterios de la Isla de Pascua tenían el mismo origen…
Luego vi una imagen más antigua, de hombres que no pude reconocer, que albergaban un gran poder mágico. Esa suerte de sacerdotes, "hechizaban" a los moais para que estuviesen "vivos". Para que pudiesen proteger el mana. ¿Lo que estaba viendo era posible? ¿Las leyendas de los Rapa Nui me estaban influenciando? Finalmente vi cómo los moais eran derribados de sus plataformas sagradas o Ahus para interrumpir algún tipo de función mágica. Los moais eran, por lo que veía, la clave de acceso al mana, y éste no podía salir a la luz. El mana estaba bajo la laguna del Rano Raraku…
Cuando volví de la visión, abrí mis ojos en medio del intenso sol de Isla de Pascua. ¿Cómo puedo corroborar de que esto es real? ⎯me decía⎯.
Entonces escuché una voz que me dijo: "en la visión que tuviste está la clave para que organices la información. Esta noche, a las 10:00 pm, salgan al campo y nos verán".
Identifiqué en este mensaje a Antarel. El extraterrestre hablaba de un avistamiento programado como confirmación de lo que estaba fluyendo. Teníamos que aguardar.
Arriba: el autor frente a los quince moais que miran hacia el Rano Raraku
Ovnis en la Isla de Pascua
Esa misma noche, 17 de diciembre de 2012, Sol y yo nos preparamos para la cita. Cerca de las 10:00 pm tomamos nuestras sillas y nos alejamos de la cabaña hacia el campo. Desde allí, teníamos una vista hermosa del cielo estrellado, la luna, algunos moais en la costa y la silueta del mar.
Hicimos una práctica de meditación, y a la hora exacta, aparecieron unas erráticas luces sobre nosotros, describiendo todo tipo de evoluciones. En ese momento, Antarel me dijo, mentalmente: "Estamos aquí. No olvides lo que viste. La clave está en Rano Raraku". Sol, sorprendida, me dijo al mismo tiempo: ¡Me están hablando! ¡Escucho una "voz" en mi cabeza que me habla de Rano Raraku!
Entonces Antarel, manteniendo la comunicación telepática, nos pidió atención ya que una de sus naves haría una "señal" en el cielo para que no tuvieramos dudas. Acto seguido, un objeto luminoso se encendió en cinco poderosos fogonazos.
Tenía mi cámara fotográfica conmigo. Pero en ese momento, con la emoción de la experiencia, no me preocupé en registrar el avistamiento como lo he podido hacer en otras ocasiones. Sólo trataba de entender lo que había visto en la visión en Ahu Tongariki y su relación con los incas y el "mana".
Al día siguiente, al revisar las imágenes que habíamos tomado el día de la "visión", hallamos dos ovnis fortuitos. No eran aves, globos, ni nada conocido. Se trataba de objetos concretos que sugerían la presencia invisible de los Guías extraterrestres. Una de estas naves estaba al lado del Rano Raraku.
Arriba: un ovni flota sobre el mar. Fue captado en tomas del cráter Rano Kau.
Arriba: un objeto de apariencia metálica sobrevuela el Rano Raraku
Una historia imposible
No es un tema desconocido para mí. Ni tampoco su posible relación con las islas del pacífico. Pero, hasta ahora, no había entendido por qué los incas habrían organizado una expedición a Isla de Pascua. Luego de esta experiencia lo comprendí: iban en busca de sus orígenes.
No soy el primer investigador en señalar a Mu, el olvidado mundo perdido del Pacífico, como la "fuente" de muchas culturas americanas. Confundida habitualmente con la Lemuria del océano Índico ⎯un antiguo puente terrestre entre la parte sur oriental de África con Madagascar⎯, esa perdida civilización habría enfrentado una violenta destrucción en los tiempos de otro reino imposible: Atlántida. La catástrofe que hundió a Mu y Atlántida habría ocurrido hace unos 12,000 años, y se recuerda en diversos rincones del mundo como el "Diluvio Universal".
NOTA: más datos, aquí: http://www.legadocosmico.com/articulos_detalle.php?id=173&tipo=Civilizaciones_Perdidas
Las leyendas de los indios hopi de Arizona hablan abiertamente de Mu. Ellos le denominan "Kasskara".
De acuerdo a los hopi, sobrevivientes del hundimiento de Kasskara fueron trasladados a América en "escudos volantes" y "pájaros de fuego" por dioses cósmicos llamados Katchinas, denominación que se puede traducir como "venerable, juez y sabio". ¿Eran los Katchinas parte de una expedición extraterrestre? Por si fuera poco, el relato de los hopi señala los lugares específicos donde descendieron los Katchinas con los supervivientes de "Mu", entre ellos, una tierra llamada "Tautoma".
A decir del gran investigador español ⎯ya desaparecido⎯ Andreas Faber-Kaiser, el nombre sugiere la milenaria Tiahuanaco, en Bolivia.
Si esta historia es auténtica ⎯a pesar de los escépticos que desearán tomarse un calmante⎯ , algunos elementos extraños que vimos en Isla de Pascua se ajustarían con la historia oculta de los incas y sus primeros tiempos en Tihuanaco.
Lo que siempre he sospechado es que Isla de Pascua es remanente de lo que fue la cultura muniana. Por alguna razón, esa pequeña isla fue elegida para depositar el mana, la razón de ser de los moais y su función de protección. ¿Por qué, entonces, levantar cientos de estatuas de piedra en un punto aislado del Pacífico?
Los supervivientes de Mu, tal y como sugiere la historia hopi, fueron ayudados por seres de las estrellas. Así, un grupo de maestros de la civilización perdida llegó al lago Titicaca, fundando Tihuanaco. El principal colono, Huyustus, era un hombre barbado de piel blanca y cabellos rubios. La leyenda cuenta que de él desciende Manco Cápac, el primer inca del Cusco.
Los incas siempre estuvieron interesados en conocer sus verdaderos orígenes. Por ello las expediciones a Tihuanaco cuando ésta ya se encontraba en ruinas. Tal vez esta investigación les hizo saber de las islas del Pacífico. Y por ello fueron en busca del "mana".
Suena increíble. Pero la expedición de Heyerdahl en 1947 a la Polinesia, también lo parecía.
¿Qué encontraron los incas en la Isla de Pascua? ¿Accedieron al "mana"?
Arriba: el "guardián barbado" de Isla de Pascua, que se halla en el Rano Raraku. A la derecha, una escultura de Tiahuanaco. La semejanza es notable.
Arriba: el autor en Vinapu, Isla de Pascua. Derecha, el muro inca de Cusco con la piedra de los 12 ángulos. Acaso, ¿los mismos constructores?
Es muy pronto para sacar conclusiones. Pero no creo en las casualidades. Todo esto surgió en medio de la redacción de mi nuevo libro sobre Kayona, la ciudad perdida que se halla bajo los hielos de la Península Antártica. Cuando recibí esa información, hace más de 10 años, los extraterrestres me afirmaban que Kayona estaba relacionada a poderosas civilizaciones humanas de las que no tenemos memoria. Tal vez, la ecuación Lemuria-Mu-Kayona-Isla de Pascua-Imperio Inca no sea tan descabellada como resulta a simple vista.
Pero puedo adelantar algo: el "mana" está relacionado con la Piedra de Chintamani y la Diosa Umiña de los incas.
Una vez más, el "regalo de Orión" o "La Primera Piedra de Shambhala" parece ser la clave de todo.
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