CIENCIAS NOOSFERICAS

domingo, 13 de diciembre de 2009

clima XXI

Cambio climático

La lucha contra el cambio climático La alerta sobre el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero generados masivamente ha hecho que 188 países se suscriban al Protocolo. Por su parte, EE UU tras declarar su rechazo al acuerdo ha preparado un plan propio cuyo objetivo es reducir la intensidad de sus emisiones en un 18% en 2012 respecto a 2000.
 

La primera línea de mar cotiza a la baja

La primera línea de mar cotiza a la baja

"Aquí hay gente que lo ha perdido todo varias veces", dice un taxista

La frase se ha convertido en una cruz para Mariela, que lleva años tratando de permutar su casita de un cuarto en la calle 1ª del barrio del Vedado, a escasos metros del malecón, en un cómodo reparto residencial de La Habana. "El Vedado le gusta a todo el mundo, pero cada vez que digo la dirección es lo mismo", se lamenta.

Como Mariela, miles de personas encuentran grandes dificultades para mudarse en Playa, Jaimanitas, Santa Fe y otros barrios costeros de la capital: las viviendas en primera línea de mar cotizan a la baja. Es verdad que antes también había inundaciones y huracanes, pero la gente asegura que hoy se producen con mayor frecuencia. Cierto o no, la psicosis es general.

 

"Cada vez que Rubiera anuncia que se está formando una tormenta tropical, me echo a temblar", dice Miguel Ramírez, un taxista de 50 años que lleva la mitad de su vida viviendo en un garaje transformado en apartamento en el barrio de Miramar. El hombre al que Miguel se refiere es José Rubiera, director del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, una de las caras más populares de Cuba por ser el principal experto en huracanes y el encargado de informar cuando anda cerca un ciclón.

Miguel dice recordar tres grandes inundaciones desde que lleva instalado aquí. "La primera, el agua me llegó a la rodilla. La de 1993, cuando la Tormenta del Siglo, a la altura de la cabeza. En la de octubre de 2005 [como consecuencia del huracán Wilma], el mar pasó del techo". "Esto va a más", resume. Sus vecinos lo confirman: "Aquí hay gente que lo ha perdido todo varias veces. Antes había quien se despistaba; ahora, cada vez que hay riesgo de penetración del mar, echamos a correr".

Desde el Instituto de Meteorología, José Rubiera quiere ser lo más preciso posible: "No está claro sí el cambio climático va a provocar un mayor número de huracanes por temporada. Pero sí hay consenso en una cosa: los ciclones serán cada vez de mayor intensidad". Ello se debe, entre otras causas, al calentamiento del planeta. Las aguas cálidas son alimento ideal para los huracanes. Y Rubiera da un dato recién salido del horno: la Organización Meteorológica Mundial acaba de declarar la década 2000-2009 como "la más caliente desde que existen mediciones".

El meteorólogo constata otro hecho: el año pasado fue especialmente "dramático" en la región; se formaron 16 tormentas tropicales, y "ocho se convirtieron en huracanes, varios muy intensos". De ellos, tres golpearon Cuba -el Gustav, el Ike y el Paloma-, provocando derrumbes totales o parciales en medio millón de viviendas (el 15% de las que existen en la isla) y arrasando un tercio de las cosechas.

Los científicos cubanos llevan años estudiando los previsibles efectos del cambio climático y en prepararse para enfrentarlos. Existen análisis precisos de, por ejemplo, cómo afectará el ascenso del nivel del mar y el incremento de las inundaciones en las poblaciones vulnerables. Se calcula que en las zonas costeras de Cuba viven alrededor de un 12% de los habitantes, 1.400.000 personas, concentradas en 245 asentamientos, 181 de ellos rurales y 64 urbanos.

"Durante este siglo, la subida del nivel del mar podría perjudicar a 94 asentamientos en costas bajas por debajo de un metro, en los que viven unos 100.000 habitantes. Dañaría, además, 42.000 hectáreas de tierra y más de 200.000 de manglares y otros recursos boscosos", alerta un estudio del Centro Nacional del Clima y del Instituto de Planificación Física.

Según Rubiera, la zona más proclive a sufrir los embates de los huracanes y al riesgo de las consiguientes penetraciones del mar es "la costa sureste, entre Cienfuegos y Pinar del Río". El meteorólogo señala que el Estado es plenamente consciente de que el reto es prevenir y adelantarse a los desastres. "La localidad de Guayabal, destruida en la costa suroriental por el huracán Paloma el año pasado, se reconstruye ahora a cinco kilómetros de la playa", comenta.

Unos 200 poblados que se encuentran a menos de un kilómetro de la línea de costa "eventualmente deberán ser trasladados o protegidos ante un cambio en las condiciones del mar", según fuentes del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

El cambio climático no sólo influye en los huracanes y las inundaciones. Los expertos cubanos, pioneros en el estudio de esta problemática en la región, consideran "especialmente temible" la agudización de la sequía en la región oriental, donde vive la cuarta parte de los once millones de cubanos. Otro asunto de gravedad es la desertificación y degradación de los suelos, que afecta ya a un 14% del territorio isleño y va a más. Se investiga también la relación entre el cambio del clima y la extensión de enfermedades contagiosas como el dengue.

Ramón Fimias Marín se pone las manos a la cabeza. Es un campesino privado de 77 años, residente en la localidad de Fomento, provincia de Villa Clara. Dice que nunca antes en su pueblo "la seca" había sido tan dura y prolongada. "Se me ha echado a perder el arroz y el maíz, y he tenido que cultivar caña para dar de comer al ganado", cuenta. Como Mariela y Miguel, Ramón cree que si el mundo "no espabila" acabaremos mal. Por la sequía o por los huracanes, da igual.

Punto de partida

- Emisiones. Los países de América Central y del Sur emitieron en 2006 1.138 millones de toneladas de CO2 (un 3,9% del total mundial). 28 millones corresponden a Cuba.

- Postura ante Copenhague. Fidel Castro dijo ayer mismo: "Debe exigírseles el máximo de sacrificio a los países más ricos y un máximo de racionalidad para el empleo de los recursos".

- ¿Qué se juega Cuba? Los efectos de huracanes cada vez más intensos, sequías e inundaciones en zonas bajas debido a la elevación del nivel del mar.

En lo tocante a Cuba, seamos sinceros, un mala brisa arrasa las viviendas, simple y llanamente hace 50 años que no tienen para mantenimiento, hace 50 años que no hay un plan de remoción, hace 50 años que no preocupa en absoluto las condiciones urbanísticas de la Isla. No caigamos en el paternalismo burdo por que se trata de Cuba, no tiene la culpa el cambio climático, quizás si hubiera existido esos planes, ese mantenimiento, probablemente la cifra de destrucción sería mucho menor. De todas maneras no deja de ser "una putada" y que ya va siendo hora que dejen de lamentarse y echarle la culpa de todos los males al "embargo" y se pongan a trabajar. (Y no me vengais con que si el embargo, que si soy un anticastrista o no sé que pro-yanqui, he visto y he vivido como son, que piensan y que esperan, que ¿que esperan?, que se lo demos todo y si está hecho mejor. Les viene muy bien la excusa del embargo). El clima, habrá que tomar medidas, de todas clases, evidentemente, pero no caigamos en el victimismo.

El globo se ha calentado y enfriado durante milenios . En Cuba es diferente los dannos a la ecologia por el demente de Castro son terribles , saco toda la arena de la barrera natural de la Habana para obras militares ,al igual que Sadan hizo bunquers, que hoy no valen nada , Castro es un huracan pero al fin pierde fuerza dentro de su propio escremento , junto a su amigo del ALBA-CHAVISTA....No creas en el calentamiento.La tierra ha cambiado varias veces de clima, varias glaciaciones y calentamientos y nosotros ni siquiera existíamos, así que volverá a ocurrir, con o sin nosoros, con o sin Kioto....

     

    En el techo del mundo el agua para beber escasea. "Tenemos problemas de agua potable. Los arroyos que antes eran constantes, ahora traen más agua unas veces y otras están secos. No sabemos cuándo sembrar porque las lluvias ya no llegan exactas. Estamos a la deriva, no sabemos qué va a pasarnos", explicaba Skarma Dachen, una campesina en Ladakh, en el Himalaya indio.

    Una expedición por el Himalaya
     

    El calentamiento abre nuevas vías entre las nieves del Himalaya.

    Algunas familias de la región sólo disponen de 40 litros de agua al día

    La gente malvende el ganado porque no tiene forraje ni puede beber

    Los efectos del calentamiento comienzan a acusarse. Los cultivos se pierden por las extremas sequías y los habitantes sufren las lluvias erráticas y el deshielo de los glaciares. "Hasta hace algunos años las montañas estaban totalmente cubiertas de blanco durante el invierno, ahora sólo algunas tienen nieve en la punta", asegura Skarma.

    Los glaciares del Himalaya están sin duda retrocediendo. Pero faltan estudios científicos precisos que analicen con qué rapidez y cuál es el efecto real provocado por el cambio climático, coinciden los expertos. De hecho, en India se ha desatado un gran debate ante la cumbre de Copenhague a cuenta de las declaraciones del ministro de Medio Ambiente, Jairam Ramesh, quien afirmó que "no hay evidencia científica concluyente que relacione el calentamiento global con lo que le está pasando a los glaciares del Himalaya". Luego rectificó.

    Fecha "alarmista"

    El Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) advierte de que los glaciares del Himalaya están retrocediendo más rápido que en cualquier otra parte del mundo y que podrían desaparecer por completo en 2035. Esta fecha ha sido debatida por especialistas en glaciares y tachada, por algunos, de "alarmista".

    Pero organizaciones como el prestigioso Servicio de Monitoreo de los Glaciares del Mundo (WGMS, en sus siglas inglesas), respaldada por la ONU, acepta que "los glaciares del Himalaya, en su mayoría, están en un estado de rápido y sustancial repliegue". Aunque aseguran que no es probable que lleguen a desaparecer por completo en las próximas décadas. Estos glaciares tienen la mayor concentración de hielo fuera de los polos, unos 12.000 kilómetros cúbicos de agua. En la parte india hay 40 glaciares, según un inventario del Gobierno.

    Estos ríos de hielo son una reserva natural de agua dulce, que se derriten naturalmente. Pero ahora se están fundiendo tan rápido -sobre todo los más pequeños- que no se recuperan con la nieve que cae en invierno, escasa también. Y el deshielo podría traer desastres, porque las presas naturales que se forman con los glaciares, si reciben agua muy rápido pueden romperse inesperadamente y soltar su caudal en tromba, arrasando infraestructuras y causando daños en casas y cultivos, como poco.

    Los glaciares son la fuente de los tres ríos más importantes en esta parte del subcontinente: el Indo, el Ganges y el Bramaputra, de los que dependen cientos de millones de personas en India, Pakistán y Bangladesh. "Los glaciares son especialmente vulnerables al aumento de temperaturas. Con la construcción de presas, deforestación y lluvias erráticas están llevando a una terrible falta de agua en las comunidades", explica Vinod Bhatt, responsable del estudio El cambio climático en el tercer polo: el impacto de la inestabilidad del clima en los ecosistemas y comunidades de los Himalayas.

    "La falta de agua es el mayor problema ahora en las montañas. Las lluvias son muy erráticas: tal vez hay el mismo volumen de agua, pero no está bien distribuida y las estaciones han cambiado: un mes más de verano y uno menos de invierno", explica Bhatt, de la prestigiosa ONG Navdanya, comandada por la reconocida ambientalista india Vandana Shiva.

    El estudio, elaborado en 165 aldeas de tres Estados de India, revela que en la última década 280 de 809 manantiales antes perennes son ya temporales o se han secado completamente. De los que manaban por temporadas, 321, se han secado 144 y algo más de un tercio de los 324 arroyos permanentes ahora sólo corren por temporadas.

    La miseria acecha. Jasodha Devi, de una aldea llamada Kanda Mandakini, cuenta que su familia dispone sólo de 40 litros al día (en España hay 339 litros por habitante y día según el INE), que transportan mediante mulas, y que se pueden duchar y lavar la ropa sólo cada 10 días. "No podía ver a nuestras vacas y búfalos morir de sed, así que los malvendí por 3.000 rupias (unos 43 euros)".

    Indira Devi dice que su cosecha de patatas fracasó por falta de agua. "Sólo Dios puede salvarnos ahora, porque después de tan larga sequía no hay forraje". A otros les sorprende la poca lluvia y nieve que cae -el de este año fue el monzón con menos agua en casi 40 años -. "El camino a nuestro pueblo permanecía cerrado en invierno por la nieve, pero los últimos años está abierto todo el invierno", recuerda el anciano Jaspal Singh, de una aldea de Poghta, en Uttarakhand.

    Han tenido que cambiar de cosechas, y, por ejemplo, cultivos como las manzanas ahora se cosechan a mayores altitudes, y algunos han perdido a su ganado o lo han vendido barato por falta de agua y forraje. También se está perdiendo la fauna, como el oso o el leopardo de nieve.

    Aparte de la disminución de los glaciares, India enfrenta la subida del mar que hunde algunas islas de los Sunderbans, cercanas a la frontera con Bangladesh o amenaza a ciudades como Calcuta y Bombay.

    El ministro de Medio Ambiente admite que es un problema importante y que deben trabajar para combatirlo. Sin embargo, se niega a firmar un pacto vinculante de reducción de sus emisiones (un 4% del dióxido de carbono mundial). Pero ha aceptado que India bajará la intensidad de las emisiones entre un 20% y 25% para 2020. Por ahora, los ambientalistas en el subcontinente están de acuerdo con esta promesa. "Obviamente podríamos hacer más, pero es un buen primer paso", asegura el portavoz de Greenpeace Ankur Ganguly.

    India: punto de partida

    - Emisiones. En 2006 (último año con datos), India superó a Japón, y se convirtió en el cuarto emisor de gases de efecto invernadero por detrás de China, Estados Unidos y Rusia. Sus 1.293 millones de toneladas anuales de CO2 representan el 4,4% mundial.

    - Postura ante Copenhague. India, como China, quedó exenta de restringir sus emisiones en el protocolo de Kioto. Pero eso va a cambiar. El volumen de gases producidos hace que su colaboración sea indispensable para frenar el calentamiento, y el país está dispuesto a reducir el aumento (no a disminuir las emanaciones) en un 20% o 25% de lo que crecerían si no tomara medidas.

    - Qué se juega. El país es todo un continente, y se enfrenta a todos los efectos del calentamiento: subida del nivel del mar en la costa, falta de agua en el sur y el centro, deshielo en las cumbres, hambrunas, inundaciones y olas de calor. Demasiados riesgos para un país con 300 millones de pobres.


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