El Litoral Central de Venezuela es un extenso y estrecho borde costero, ubicado al norte de Venezuela, con límites en el mar Caribe. El borde es definido por la Cordillera de la Costa , la cual conforma un frente montañoso con varias montañas de más de 2000 m (la mayor es el Pico Naiguatá, con más de 3000m, ver figura 1), y presenta pequeños espacios para la ocupación urbana, espacio éste que se constituyó geológicamente de manera progresiva, durante siglos, mediante procesos de deslave que arrastraron sedimentos de lo interno de las montañas, los cuales generaron plataformas llamadas abanicos aluvionales, que permitieron con el paso del tiempo la ocupación humana y creación de un espacio urbano en el Litoral Central de Venezuela, como proyección de las montañas hacia el mar, en un hermoso paisaje natural. La figura 2 muestra el cono aluvional de Carmen de Uria.
Figura 1. Vista de la Cordillera de la Costa , Litoral Central
Figura 2. Cono Aluvional de Carmen de Uria
Tal vez hoy, sólo después del impacto que nos dejó la lamentable tragedia de diciembre de 1999, hemos tomado conciencia, como sociedad, que la geografía del estado Vargas, y la existencia de muchas de sus franjas costeras actualmente habitadas, han sido el resultado de la acumulación progresiva de capas de sedimentos provenientes de deslaves en las montañas, a través de distintas edades geológicas, para formar los denominados abanicos aluvionales, que se proyectan hacia el mar. Para la historia del hombre, estos eventos son muy poco frecuentes, pero para edades geológicas, han ocurrido de manera repetida. Antes de la ocurrencia de las intensas lluvias de Vargas en diciembre de 1999, los venezolanos en general no nos habíamos percatado que las costas del Estado Vargas y las posibilidades de ocupación urbana se habían creado precisamente de esa manera.
Las precipitaciones ocurridas en 1999
Las precipitaciones registradas en la estación meteorológica del aeropuerto de Maiquetía, presentaron un promedio anual de 510 milímetros durante los últimos cuarenta años. En el año 1999 se multiplicaron de manera significativa alcanzando 1910mm. Adicionalmente, debe señalarse que las lluvias acumuladas hasta el mes de octubre, presentaban una proyección anual del orden de unos 500mm. Pero hacia finales de año se produjeron importantes incrementos en relación con la referencia promedio.
El mes de noviembre y especialmente en diciembre se produjeron precipitaciones significativas: 15 días de lluvias torrenciales continuas desde finales de noviembre, hasta alcanzar 911mm en 3 días. Durante un periodo muy corto tuvimos lluvias de gran magnitud y en particular, el día 15 de diciembre en la noche llegamos a tener lluvias, que en una hora acumularon más de 72 milímetros . Todo esto generó una perspectiva catastrófica para el Estado Vargas.
La noche del 15 al 16 de diciembre de 1999, las lluvias originaron la transformación de pequeños riachuelos de verano en ríos inmensos que bajaron de las montañas. El efecto de pendientes mayores a 30º, una vez saturados los suelos por la acumulación de las precipitaciones, generaron numerosos movimientos de masa y progresivamente produjeron erosión, desprendimiento de la capa vegetal, arrastre de sedimentos y formación de flujos de lodo, materiales vegetales y troncos en un flujo que fue aumentando en densidad por la mezcla con material fino, hasta ser capaz de levantar rocas de gran magnitud, desplazándolas grandes distancias. Los flujos fueron de densidades y características muy variadas, desde flujos de agua, de ocurrencia anual, hasta flujos hiperconcentrados y de detritos . Este proceso destruyó edificaciones y todo tipo de infraestructura, produjo pérdida de la capa vegetal en zonas montañosas, alteró historias locales, cambió la geografía, desapareció playas y modificó el frente costero y produjo severos daños en asentamientos urbanos, generó muerte y desolación en el Estado Vargas y un profundo pesar en el pueblo venezolano, ensombreciendo la celebración de la navidad del año 1999 y la llegada del nuevo milenio.
Se analizó el fenómeno ocurrido en 1999, y al compararlo con el ocurrido en 1951, en el, cual también se produjeron fuertes lluvias y arrastre de sedimentos, se determinó que el fenómeno de 1999 tuvo un mayor poder destructivo . Especialistas indican que "el evento fue de carácter extraordinario y único a escala mundial, en lo que se refiere a erosión, transporte y deposición de materiales por procesos fluviales. Los aludes torrenciales modificaron significativamente la línea de costa del litoral central en una franja de 50km aproximadamente, depositando un estimado de 20 millones de metros cúbicos en los conos de deyección de las quebradas", "una estimación del período de retorno para las lluvias máximas de 24 horas lo ubica en el orden de 500 años". Esto demuestra el enorme potencial de daño del evento ocurrido y evidencia el significativo daño generado. La figura 3 muestra alguna de las zonas afectadas, y resalta los efectos del los flujos aluvionales.
Maiquetía- La Guaira- Punta de Mulatos- Macuto- El Cojo- Camurí Chico- Los Corales Caraballeda - Tanaguarena - Carmen de Uria
Figura 3. Zonas afectadas
El propósito de esta sección es dejar testimonio del día más trágico en la historia de Galipán, El Ávila y el estado Vargas, en Venezuela. El deslave ocurrido durante los días 15 y 16 de diciembre de 1999 perdura en la memoria de los venezolanos. Aquella dolorosa tragedia, evidenciada en los "rasguños" que surcan las laderas de la montaña, se convirtió también en símbolo del coraje y de la unión con que los venezolanos enfrentaron ese dramático momento. Durante los días 15 y 16 de Diciembre de 1999, se produjeron una serie de deslaves en la montaña El Ávila, producto de un intenso y sostenido volumen de precipitaciones que ocasionó el desprendimiento de la capa vegetal en diversas zonas de la montaña. Según los geólogos, este tipo de sucesos tiene un período de ocurrencia de 500 años y son fenómenos 'normales' que mantienen el equilibrio de crecimiento de la Cordillera de La Costa. Con el objeto de conmemorar la tragedia fue construida una escultura en piedra, la cual lleva por nombre "Plaza de la Esperanza". Fue diseñada por el arquitecto Fruto Vivas y se halla ubicada en la avenida Álamo de Macuto. La obra consiste en un arco de piedra que sostiene con cabillas el peso de una gran roca. Se apoya en una plataforma de 15 x 15 metros, que forma un espejo de agua con plantas acuáticas. El monumento posee un pórtico de 6 x 6 metros con una abertura circular en el centro. Una roca de granito blanco del Ávila oscila entre dos barras de acero inoxidable que se soportan en los vértices del pórtico. A través del monumento se aprecia el horizonte marino.
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70% de la población del estado fue afectada (unas 240.000 personas)
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evacuación de más de 100.000 personas
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10% de las viviendas destruidas (8.000)
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5 hospitales y ambulatorios dañados
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Sistemas de aguas negras y blancas colapsados
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85% vialidad troncal destruida
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Paralización del puerto, aeropuerto y actividad recreacional
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30% infraestructura educativa afectada
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4.000 MM$ en daños materiales
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Se manejan cifras de 12.000 a 15.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos
Cronología de los acontecimientos:
Seguidamente, presentamos una cronología de los acontecimientos, tal como lo
reseñó la prensa nacional, conforme aumentaba cifra de precipitación acumulada
registrada por los servicios de meteorología:
El 4 de diciembre de 1999, 12 días antes de la catástrofe, la precipitación
acumulada de cuatro días de lluvias superaban la barrera de los 200 milímetros.
Los medios informaban que tan sólo en el Estado Vargas ya habían 200
viviendas destruidas.
El 5 de diciembre, la dirección Defensa Civil en Vargas ya se había declarado en
emergencia.
El 6 de diciembre, nueve días antes del referéndum para aprobar la nueva
Constitución, el Centro de Información Meteorológica de la Fuerza Aérea advertía
que en Vargas estaba lloviendo 3 veces más que el promedio histórico.
Para el 10 de diciembre, las precipitaciones habían alcanzado un acumulado de
250 milímetros, faltaban sólo 30 milímetros para alcanzar el récord histórico. En ese momento, existían ya un millar de damnificados en el Estado Vargas. Se
habían retirado de las carreteras mil quinientas toneladas de lodo y escombros.
El cerro comenzaba a derrumbarse. El Ministerio del Ambiente estaba al tanto, puesto que ese mismo día emitió una alerta.
Para el 11 de diciembre, las precipitaciones acumuladas estaban a punto de
alcanzar la barrera de 282 milímetros, pero además había sucedido en apenas 11
días, y no en 20, como ocurrió en 1951, lo cual agravaba la situación. En este momento, los mecanismos oficiales debieron haberse activado, ordenando la
evacuación de la población. Las autoridades estaban conscientes de la emergencia, puesto que Defensa Civil, el Consejo Nacional Electoral, y el Plan República, anunciaron un operativo especial para asegurar el traslado de los electores a los centros de votación cuatro días más tarde.
El 13 de diciembre de 1999, la curva de precipitación acumulada superó la
barrera histórica de 1951. Los informes meteorológicos pronosticaban 48 horas
más de lluvias torrenciales.
El 14 de diciembre, día en que el presidente Chávez pronunció su célebre frase
retando a la naturaleza, las precipitaciones superaban los 400 milímetros
acumulados.
El 15 de diciembre, los venezolanos salieron a votar, pero las precipitaciones
acumuladas triplicaban ya la barrera de 1951. Al final de la tarde, las autoridades prorrogaron durante dos horas el proceso electoral.
El 16 de diciembre, día de la tragedia, la curva de precipitación pluvial acumulada
llegó a la impresionante cifra de 1.200 milímetros.
Tres días antes de la tragedia, las precipitaciones habían superado ya la barrera
histórica y los servicios de meteorología pronosticaban más lluvias.
Sin embargo, todo parece indicar que autoridades asignaron una mayor prioridad al proceso electoral y decidieron desestimar los alarmantes informes sobre la emergencia
pluvial.
No así las gobernaciones de Miranda y Falcón, que concentraron sus esfuerzos en el auxilio y evacuación de los ciudadanos afectados por las lluvias.
La alternativa era suspender el referéndum y emprender una rápida evacuación de
los habitantes de Vargas. Las pérdidas materiales eran ya inevitables, no había forma de proteger a las edificaciones del deslave, pero miles de vidas humanas sí podrían haberse salvado.
Lluvia de meteoros iluminará el cielo
Las noches de mañana, el domingo y el lunes, los venezolanos tendrán la oportunidad de disfrutar de la lluvia de estrellas más espectacular del año.
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